18.12.2022 Views

La Seleccion - Kiera Cass

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Eso no me sorprende, alteza —respondió Aspen, que por fin parecía

haberse relajado un poco.

Maxon sonrió.

—Bueno, estoy seguro de que todos tienen un día muy ocupado por delante.

Nosotros nos vamos. Buenos días, soldados —Maxon hizo un gesto expeditivo con

la cabeza y nos fuimos de allí.

Tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para no mirar atrás.

En la oscuridad del cine, intenté pensar qué podía hacer. Desde la primera

noche en que le había hablado de Aspen, Maxon había dejado clara su repulsa

por alguien que me había tratado con tan poco respeto. Si le confesaba que el

hombre al que acababa de asignar mi protección era esa misma persona, ¿le

castigaría? No quería ponerlo a prueba. Había inventado todo un sistema de

apoy o para el país solo porque y o le había hablado de los momentos de hambre

pasados.

No podía decírselo. No se lo diría. Porque, por muy enfadada que estuviera

con él, aún quería a Aspen. Y no podría soportar que le hicieran daño.

Entonces… ¿debería marcharme? Las dudas me reconcomían por dentro.

Podía huir de Aspen, librarme de su rostro, un rostro que me torturaría a diario

cuando lo viera, sabiendo que y a no era mío. Pero si me iba, tendría que

abandonar también a Maxon. Y él era mi mejor amigo, quizás incluso algo más.

No podía irme así como así. Además, ¿cómo se lo explicaría sin decirle que

Aspen estaba allí? Y mi familia. Quizá los talones que recibían fueran algo

menores, pero al menos les seguía llegando. May había escrito diciéndome que

papá les había prometido las mejores Navidades de sus vidas, pero si renunciaba

nunca más habría unas Navidades tan buenas. Si me iba, era imposible saber

cuánto dinero le acarrearía a mi familia mi fama como exseleccionada.

Teníamos que ahorrar todo lo que pudiéramos.

—No te ha gustado, ¿verdad? —preguntó Maxon, casi dos horas más tarde.

—¿Eh?

—La película. No te has reído, ni nada.

—Oh —intenté recordar algún dato, alguna escena que pudiera decir que me

hubiera gustado. No recordaba nada—. Creo que hoy estoy algo distraída. Siento

haberte hecho perder la tarde.

—Tonterías —dijo Maxon, quitándole importancia—. Disfruto solo con tu

compañía. Aunque quizá deberías echar una siesta antes de la cena. Estás algo

pálida.

Asentí. Lo cierto es que me estaba planteando meterme en mi habitación y

no volver a salir nunca más.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!