18.12.2022 Views

La Seleccion - Kiera Cass

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Así que las chicas eliminadas iban cay endo en manos de tipos ricos. No había

pensado que ser la descartada de un futuro rey te pudiera convertir en un artículo

de valor. Recorrí la sala, pensando en las palabras de May.

Quería saber qué estaba pasando. Me pregunté qué era lo que había sucedido

exactamente con Janelle y sentía curiosidad por saber si Maxon tenía alguna otra

cita aquella noche. Tenía muchas ganas de verle.

El cerebro me iba a cien por hora, intentando buscar un modo para hablar

con él. Mientras pensaba, fijé la vista en el papel que sujetaba entre las manos.

La segunda página de la carta de May estaba casi en blanco. Arranqué un

trozo mientras seguía andando sin rumbo fijo. Algunas de las chicas estaban

absortas en páginas y más páginas de cartas de sus familias, y otras comentaban

las noticias. Tras una vuelta entera, me detuve junto al libro de visitas de la Sala

de las Mujeres y cogí la pluma.

En el pedazo de papel que llevaba, garabateé rápidamente una nota.

Alteza:

Me tiro de la oreja. Cuando sea.

Salí de la sala como si fuera al baño y miré a ambos lados del pasillo. Estaba

vacío. Me quedé allí, de pie, esperando, hasta que una doncella giró la esquina

con una bandeja de té en las manos.

—Perdone —la llamé, en voz baja. En aquellos pasillos enormes cualquier

voz resonaba.

La chica se detuvo frente a mí con una leve reverencia.

—¿Sí, señorita?

—¿No irá por casualidad a llevar eso al príncipe?

—Sí, señorita —dijo ella, sonriendo.

—¿Podría llevarle esto de mi parte? —pregunté, entregándole mi nota

plegada.

—¡Por supuesto, señorita!

La cogió y se fue, más sonriente aún que antes. Sin duda la abriría en cuanto

no la viera, pero me sentía segura con aquel lenguaje en clave.

Aquellos pasillos eran fascinantes; cada uno de ellos tenía más elementos

decorativos que toda mi casa. El papel de las paredes, los espejos dorados, los

gigantescos jarrones con flores frescas, todo era precioso. Las alfombras eran

lujosas y estaban inmaculadas, las ventanas estaban relucientes y los cuadros de

las paredes eran encantadores.

Vi algunos cuadros de pintores que conocía —Van Gogh, Picasso—, pero

otros no sabía quiénes eran. Había fotografías de edificios que había visto antes,

incluida una de la legendaria Casa Blanca. Comparado con las fotos y con lo que

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!