You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Capítulo 22
—Te lo aseguro, Maxon: no fue un accidente.
Estábamos otra vez en el jardín, haciendo tiempo hasta la hora del Report. Me
había llevado todo el día encontrar el momento de hablar con él.
—Pero parecía estar destrozada, y se deshizo en disculpas —rebatió él—.
¿Cómo no iba a ser un accidente?
Suspiré.
—Como te lo cuento: veo a Celeste cada día, y esa fue su artimaña para
arruinar el momento de Kriss cuando era el centro de atención. Es de lo más
competitiva.
—Bueno, pues, si lo que intentaba era desviar mi atención de Kriss, fracasó.
Me pasé casi una hora con ella. Y la verdad es que resultó bastante agradable.
No quería oír hablar de eso. Sabía que había algo pequeño y tenue entre
nosotros, y no deseaba centrarme en nada que pudiera cambiarlo. Al menos
hasta que supiera cuáles eran mis verdaderos sentimientos.
—¿Y qué hay de lo de Anna? —pregunté.
—¿Quién?
—Anna Farmer. Pegó a Celeste, y tú la echaste. ¿Te acuerdas? A Anna
tuvieron que haberla provocado.
—¿Tú oíste que Celeste dijera algo? —respondió, escéptico.
—Bueno…, no. Pero conocía a Anna, y « conozco» a Celeste. Te lo aseguro:
Anna no era de las que recurren de pronto a la violencia. Celeste debió de decirle
algo muy cruel para que ella reaccionara de ese modo.
—America, soy consciente de que pasas más tiempo con las chicas que yo,
pero ¿hasta qué punto puedes llegar a conocerlas? Sé que te gusta esconderte en
tu habitación o en las bibliotecas. Me atrevería a decir que conoces más a fondo a
tus doncellas que a cualquiera de las seleccionadas.
Probablemente tenía razón, pero y o no iba a ceder.
—Eso no es justo. Tenía razón con respecto a Marlee, ¿o no? ¿No te parece
agradable?
Él puso una cara de circunstancias.
—Sí…, es agradable, supongo.
—Entonces… ¿por qué no me crees cuando te digo que lo que hizo Celeste
fue un movimiento calculado?
—America, no es que crea que mientes. Estoy seguro de que a ti te lo
pareció. Pero Celeste se disculpó. Y ella siempre se ha portado muy bien
conmigo.
—Seguro que sí —murmuré.