You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Ella me sonrió denotando excitación y timidez a la vez, y se fue a su cuarto.
Cuando llegué al mío, la puerta de Bariel seguía abierta, y le oí dar órdenes a
su doncella, refunfuñando. Me vio y me cerró la puerta en las narices. Mejor.
Mis doncellas estaban allí, por supuesto, esperándome para ayudarme a
lavarme y desvestirme. Mi camisón, una prenda verde, ligera y vaporosa, estaba
tendido sobre la cama. Ninguna de las tres había tocado mi bolsa.
Eran eficientes pero resueltas. Evidentemente se sabían bien la rutina de la
noche, pero obraron con calma. Supuse que pretendían que su actuación tuviera
un efecto relajante, pero yo no veía el momento de que se fueran. No podía
meterles prisa mientras me lavaban las manos, me desabrochaban el vestido y
prendían el broche con mi nombre en mi bata de seda. Y mientras hacían todas
aquellas cosas que me ponían tan incómoda, iban haciendo preguntas. Intenté
responderlas sin ser maleducada.
Sí, por fin había visto a las otras chicas. No, no hablaban mucho. Sí, la cena
había sido estupenda. No, no conocería al príncipe hasta el día siguiente. Sí,
estaba muy cansada.
—Y de verdad me ay udaría mucho a relajarme poder pasar un rato sola —
añadí, tras aquella última respuesta, esperando que pillaran la indirecta.
Parecían decepcionadas. Intenté arreglarlo.
—Las tres me ay udáis muchísimo, pero es que estoy acostumbrada a pasar
tiempo sola. Y hoy he estado rodeada de muchísima gente todo el día.
—Pero, Lady Singer, se supone que tenemos que ay udarla. Es nuestro
trabajo —dijo la que mandaba.
Me imaginé que sería Anne. Anne parecía estar al tanto de todo, Mary era de
muy buen trato, y Lucy … supongo que era tímida.
—Os lo agradezco mucho, de verdad, y desde luego necesitaré que me
ay udéis mañana para ponerme en marcha. Pero esta noche necesito
desconectar. Si queréis serme útiles, me iría muy bien disponer de un tiempo
para mí. Y si todas descansáis bien, seguro que por la mañana las cosas saldrán
mejor, ¿no os parece?
Se miraron entre sí.
—Bueno, supongo que sí —accedió Anne.
—Se supone que una de nosotras tiene que quedarse aquí mientras usted
duerme. Por si necesita algo —dijo Lucy, nerviosa, como si tuviera miedo de mis
decisiones. Daba la impresión de que temblaba de vez en cuando, lo cual atribuí a
su timidez.
—Si necesito algo, tocaré el timbre. Estaré bien. Además, no podría
descansar si sé que hay alguien observándome.
Volvieron a mirarse entre sí, aún algo escépticas. Sabía que había un modo de
acabar con aquello, pero odiaba tener que usarlo.
—Se supone que tenéis que obedecer todas mis órdenes, ¿verdad?