You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
importancia de lo que iba a decir.
—America, me has hablado muy claro desde el principio. Eso es una
cualidad que admiro profundamente, y voy a pedirte que tengas la amabilidad de
responderme una pregunta.
Asentí, algo asustada pensando en qué querría saber. Se acercó aún más y me
susurró:
—Dices que estás aquí por error, así que supongo que no quieres estar aquí.
¿Hay alguna posibilidad de que llegues a… sentir algo por mí?
No pude evitar agitarme un poco. No quería herirle en sus sentimientos, pero
aquello era algo en lo que no podía engañarle.
—Es usted muy amable, alteza, y atractivo…, y detallista —respondí.
Él sonrió.
—Pero hay motivos de peso por los que no creo que podría —añadí.
—¿Quieres explicármelo?
Lo disimuló muy bien, pero en su voz noté cierta decepción. Supongo que no
estaría acostumbrado a algo así.
No era algo que deseara compartir con él, pero me pareció que no había otro
modo de hacerle entender qué sucedía. Con una voz aún más baja que antes, le
confesé la verdad.
—Me… temo que mi corazón está en otro lugar —sentí que los ojos se me
empañaban.
—¡Oh, por favor, no llores! —dijo Maxon, con un susurro que denotaba una
preocupación real—. ¡Nunca sé qué hacer cuando las mujeres lloran!
Aquello me hizo reír, y la amenaza del llanto desapareció
momentáneamente. La expresión de alivio en su rostro era innegable.
—¿Querrías que te dejara irte con tu amado hoy mismo? —preguntó. Era
evidente que mi preferencia por otra persona le molestaba, pero, en lugar de
enfadarse, había decidido mostrar compasión. Aquel gesto me hizo confiar en él.
—Ese es el problema… No quiero ir a casa.
—¿De verdad? —Se pasó los dedos por el pelo, y no pude evitar reírme de
nuevo al verlo tan perdido.
—¿Puedo ser absolutamente honesta con usted?
Asintió.
—Necesito estar aquí. Mi familia necesita que esté aquí. Aunque solo me
dejara quedarme una semana, para ellos sería una bendición.
—¿Quieres decir que necesitáis el dinero?
—Sí —admití, a mi pesar. Debía de parecer que lo estaba utilizando. Y quizá
fuera así. Pero había más—. Y además hay alguien… —añadí, levantando la
mirada— a quien no soportaría ver ahora mismo.
Maxon asintió en señal de que comprendía, pero no dijo nada.
Me quedé sin saber qué hacer. Supuse que lo peor que me podía pasar sería