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—Para el especial sobre vuestra transformación. Hoy emitiremos vuestra
llegada; el miércoles, la transformación; y el viernes haréis vuestro primer
Report. La gente ha visto vuestras fotos y ya saben un poco de lo que dijisteis en
vuestras solicitudes —afirmó, mientras localizaba los papeles y los ponía en lo
alto del montón. Luego cruzó los dedos y prosiguió—. Pero queremos que tomen
partido por vosotras, y eso no ocurrirá a menos que puedan conoceros. Así que te
haremos una pequeña entrevista, y tú da tu mejor cara en los Reports, y no seas
tímida cuando nos veas rondando por el palacio. No estamos aquí todos los días,
pero estaremos por ahí.
—De acuerdo —dije, dócilmente. En realidad no tenía ningunas ganas de
hablar con equipos de televisión. Me parecía una pérdida de intimidad tremenda.
—Así que te llamas America Singer, ¿verdad? —preguntó, a los pocos
segundos de que se encendiera una luz roja en lo alto de la cámara.
—Sí —respondí, intentando mantener los nervios a raya.
—A decir verdad, no me parece que te hay an cambiado mucho. ¿Nos puedes
contar qué es lo que te han hecho en la sesión de transformación de hoy?
Me lo pensé un momento.
—Me han escalado el pelo. Eso me gusta —me pasé los dedos por entre la
melena pelirroja, sintiendo la suavidad de mi cabello tras los cuidados recibidos
—. Y me han cubierto de una crema con olor a vainilla. Huelo como si fuera un
postre —dije, olisqueándome el brazo.
Ella se rio.
—Eso es fantástico. Y ese vestido te queda realmente bien.
—Gracias —respondí, echando un vistazo a mi vestido nuevo—. No suelo
ponerme muchos vestidos, así que voy a tardar un poco en acostumbrarme.
—Es cierto —apuntó mi entrevistadora—. Solo sois tres Cincos en la
Selección. ¿Cómo describirías la experiencia hasta el momento?
Intenté pensar algo que describiera la sensación que me producía todo lo
vivido durante el día. Desde mi decepción en la plaza a la sensación de volar o a
la reconfortante compañía de Marlee.
—Sorprendente —dije.
—Imagino que habrá más sorpresas de camino —intervino ella.
—Espero que al menos sean más tranquilas que las de hoy —dije, suspirando.
—¿Qué te parece la competición hasta ahora?
Tragué saliva.
—Las chicas son muy agradables —con una clara excepción.
—Mm-hmm —soltó ella, interpretando mi respuesta—. ¿Y qué te parece
cómo te han transformado? ¿Te preocupa el aspecto de alguna otra chica?
Me planteé la respuesta. Decir que no sonaría a altanería; decir que sí sonaría
a inseguridad.
—Creo que el equipo ha hecho un gran trabajo sacando lo mejor de cada