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La Seleccion - Kiera Cass

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corazón—. Estoy preparada para darte el sí en el momento en que me lo pidas.

Resultaba aterrador exponerse de aquel modo, dejar absolutamente claro

hasta dónde llegaban mis sentimientos. Él sabía lo que le estaba diciendo. Pero si

ponerme en una posición vulnerable le ay udaba a encontrar el valor, lo

soportaría. Sus ojos buscaron los míos. Si buscaba la sombra de una duda, estaba

perdiendo el tiempo. Aspen era lo único de lo que estaba segura en la vida.

—No.

—¿Qué?

—No —repitió, y aquella palabra me cayó como una bofetada.

—¿Aspen?

—No sé cómo he podido engañarme y pensar que esto podría funcionar —se

pasó los dedos por entre el cabello otra vez, como si estuviera intentando

recopilar todos los pensamientos que tenía sobre mí en la cabeza.

—Pero si acabas de decirme que me quieres…

—Y te quiero, Mer. De eso se trata. No puedo convertirte en alguien como

y o. No soporto la idea de que llegue a verte pasar hambre, frío o miedo. No

puedo convertirte en una Seis.

Sentí que estaba a punto de llorar. No querría decir eso. No podía ser. Pero

antes de que pudiera pedirle que lo retirara, se encaminó hacia la salida de la

casa del árbol.

—¿Adónde…, adónde vas?

—Me voy. Me voy a casa. Siento haberte hecho esto, America. Hemos

acabado.

—¿Qué?

—Hemos acabado. No volveré por aquí nunca más. No de este modo.

—Aspen, por favor —insistí, con lágrimas en los ojos—. Hablemos del tema.

Sé que estás confuso.

—Estoy más confuso de lo que te imaginas, pero no estoy enfadado contigo.

Es simplemente que no puedo hacerlo, Mer. No puedo.

—Aspen, por favor…

Me agarró con fuerza y me besó —un beso de verdad— por última vez.

Luego desapareció entre la oscuridad. Y como vivíamos en el país en el que

vivíamos, con todas esas reglas que hacían que nos tuviéramos que ocultar, no

pude siquiera llamarle, no pude gritarle, aunque fuera por última vez, que le

amaba.

Pasaron los días. Estaba claro que mi familia se daba cuenta de que sucedía algo,

pero debían de suponer que estaba nerviosa por la Selección. Quise llorar mil

veces, pero me contuve. Solo tenía ganas de que llegara el viernes, para que

emitieran el Capital Report y para que, tras hacerse públicos los nombres de las

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