18.12.2022 Views

La Seleccion - Kiera Cass

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

que a estas alturas y a te habrás dado cuenta de que no soy de los que van con

rodeos. Te diré exactamente qué quiero de ti.

Maxon se acercó un paso más.

Se me hizo un nudo en la garganta. Me había metido y o solita en la situación

que más quería evitar. Sin guardias, sin cámaras, sin nadie que le impidiera hacer

lo que quisiera.

La rodilla se me disparó en un acto reflejo. Literalmente. Y le di un rodillazo

a su alteza real en la entrepierna. Con fuerza.

Maxon soltó un alarido y se encogió, llevándose las manos a la zona dolorida

mientras yo daba un paso atrás.

—¿Y eso a qué ha venido?

—¡Si me pones un solo dedo encima, será mucho peor!

—¿Qué?

—He dicho que si…

—¡Estás loca! Eso no, y a te he oído la primera vez —dijo, con una mueca—.

Pero ¿qué narices quieres decir con eso?

Sentí un calor que me invadía todo el cuerpo. Había sacado la peor conclusión

posible y me había puesto en guardia ante algo que evidentemente no iba a

suceder.

Los guardias se acercaron a la carrera, alertados por nuestra discusión.

Maxon los alejó con la mano, aún en una posición extraña, medio curvado.

Nos quedamos un momento en silencio, y, cuando él empezó a recuperarse

del dolor, se me puso delante.

—¿Qué creías que quería?

Agaché la cabeza y me sonrojé.

—America, ¿qué te creías que quería? —insistió, evidentemente contrariado.

Más que contrariado. Ofendido. Estaba claro que había adivinado lo que me

había pasado por la mente, y no le gustaba lo más mínimo—. ¿En público? ¿Has

pensado…? ¡Por el amor de Dios, soy un caballero!

Dio media vuelta y se dispuso a volver, pero se giró.

—¿Por qué te has ofrecido siquiera a ay udarme si tienes ese concepto tan

bajo de mí?

No podía ni siquiera mirarle a los ojos. No sabía cómo explicar que me

habían preparado para que me esperara cualquier cosa, que aquel lugar oscuro y

aislado me había hecho sentirme extraña, que solo había un chico con el que

hubiera estado alguna vez a solas y que aquella era mi reacción lógica.

—Hoy cenarás en tu habitación. Ya decidiré qué hago por la mañana.

Me quedé esperando en el jardín hasta estar segura de que todas las demás

estarían y a en el comedor, y luego estuve un rato paseando arriba y abajo por el

pasillo antes de decidirme a entrar en la habitación. Cuando entré, Anne, Mary y

Lucy estaban nerviosísimas. No tuve el valor de decirles que no había estado todo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!