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La Seleccion - Kiera Cass

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tener claro si aquello era una buena idea.

—¡Muchas gracias por esa presentación, alteza! —dijo Gavril, entrando en el

plató—. ¡Lo ha hecho muy bien! Si todo este asunto del reinado no le convence,

podría plantearse trabajar en la televisión.

Maxon se rio sonoramente mientras se dirigía a su asiento. Las cámaras

enfocaban a Gavril, pero yo me quedé mirando a Maxon y a su padre. No

entendía el porqué de aquellas reacciones tan dispares.

—¡Público de Illéa, hoy tenemos un programa especial para ustedes! Esta

noche van a averiguar cómo son todas estas jovencitas. Sabemos que se mueren

de impaciencia por conocerlas y por saber cómo les van las cosas con nuestro

príncipe Maxon, así que esta noche… ¡se lo preguntaremos! Vamos a empezar

—Gavril miró las fichas donde llevaba sus anotaciones—. ¡La señorita Celeste

Newsome de Clermont!

Celeste bajó sinuosamente los escalones desde su asiento, en la fila superior.

Incluso le dio dos besos a Gavril en las mejillas antes de sentarse frente a él. La

entrevista fue predecible, al igual que la de Bariel. Ambas intentaron resultar

atractivas, inclinándose mucho hacia delante para que se vieran bien sus vestidos.

Resultaba artificioso. En los monitores podía ver sus rostros: no dejaban de mirar

a Maxon y de guiñarle el ojo. En algunas ocasiones, como cuando Bariel intentó

humedecerse los labios en un gesto sensual, Marlee y y o nos miramos y tuvimos

que apartar rápidamente la mirada para no reírnos.

Otras mostraron una may or compostura. Tiny tenía un hilo de voz, y parecía

ir encogiéndose a medida que avanzaba la entrevista. Pero sabía que era un

encanto, y esperaba que Maxon no la expulsara simplemente por no ser una gran

oradora. Emmica mostró una gran desenvoltura, y también Marlee: la diferencia

era que esta parecía tan llena de entusiasmo que cada vez hablaba más alto.

Gavril formuló preguntas muy variadas, pero había dos que se repetían con

casi todas: « ¿Qué piensas del príncipe Maxon?» y « ¿Eres tú la que le gritó?» . Yo

no tenía especial interés en contarle al país que había regañado al futuro rey. Y

menos mal que todos pensaban que eso solo había sucedido una vez.

Todas las chicas se mostraron orgullosas al decir que no eran la que había

gritado al príncipe. Y todas pensaban que Maxon era muy agradable. Aquella fue

la palabra que más se repitió: agradable. Celeste dijo que era muy atractivo.

Bariel aseguró que le veía una gran fuerza interior, lo cual, personalmente, me

sonó bastante forzado. A algunas de las chicas les preguntaron si Maxon ya las

había besado. Todas se ruborizaron y dijeron que no. Tras el tercer o cuarto no,

Gavril se dirigió a Maxon.

—¿Aún no ha besado a ninguna de ellas? —preguntó, sorprendido.

—¡Solo llevan aquí dos semanas! ¿Qué tipo de hombre crees que soy ? —

respondió Maxon. Lo dijo con aire desenfadado, pero me pareció que se agitaba

ligeramente en la silla. Me pregunté si había besado a alguien alguna vez.

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