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estaba encantada de ver que alguien me iba a tomar el relevo.
—¿Crees que será la única a la que ha besado? —me susurró Tuesday al oído.
Kriss, que estaba de pie a mi lado, oy ó la pregunta y se apresuró a contestar:
—Él no besaría a cualquiera. Olivia debe de estar haciendo algo bien.
—¿Y si ha besado y a a la mitad de las chicas y todas se lo callan? A lo mejor
es parte de su estrategia —se preguntó Tuesday.
—No creo que, si alguna se lo calla, eso tenga que considerarse
necesariamente una estrategia —rebatí—. A lo mejor solo están siendo discretas.
Kriss aspiró con fuerza.
—¿Y si el hecho de que Olivia nos cuente esto no es más que algún juego?
Ahora todas están preocupadas, y ninguna de nosotras se negaría a recibir un
beso de Maxon. No hay modo de saber si está mintiendo o no.
—¿Creéis que lo haría? —pregunté.
—Si es así, ojalá se me hubiera ocurrido a mí primero —se lamentó Tuesday.
Kriss suspiró.
—Esto es mucho más complicado de lo que pensaba.
—Dímelo a mí —murmuré.
—A mí casi todas las chicas me caen bien, pero cuando oigo que Maxon hace
algo con otra solo pienso en cómo podría hacerlo mejor que ella —confesó—.
No me sale el instinto competitivo con vosotras.
—Algo así le decía y o a Tiny el otro día —dijo Tuesday —. Sé que es algo
tímida, pero es muy elegante y creo que sería una gran princesa. No puedo
enfadarme con ella si tiene más citas que y o, aunque desee la corona para mí.
Kriss y y o cruzamos una breve mirada, y me di cuenta de que ambas
habíamos pensado lo mismo. Tuesday había dicho « corona» no « a él» . Pero lo
dejé estar, porque el resto de su planteamiento me resultaba familiar.
—Marlee y y o hablamos de eso todo el rato. De las cualidades que vemos la
una en la otra.
Nos miramos las unas a las otras, y algo había cambiado. De pronto no sentí
tantos celos de Olivia, ni siquiera me caía tan mal Celeste. Todas vivíamos
aquello de un modo diferente, y quizás incluso por motivos distintos, pero al
menos todas lo vivíamos juntas.
—Quizá tuviera razón la reina Amberly —dije—. Lo único que hay que
hacer es ser una misma. Preferiría que Maxon me enviara a casa por ser y o
misma a que me eligiera por ser quien no soy.
—Es verdad —coincidió Kriss—. Y al final treinta y cuatro tendrán que irse.
Si yo fuera la última que queda, querría saber que cuento con el apoy o de las
demás, así que deberíamos apoy arnos las unas a las otras.
Asentí. Tenía razón, y esperaba poder hacerlo.
En aquel momento, Elise entró en la sala como una exhalación, seguida de
Zoe y Emmica. Solía ser muy tranquila y sosegada, y nunca levantaba la voz.