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La Seleccion - Kiera Cass

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punto, para que saliéramos, y nos condujo por el pasillo hasta el rellano de la

escalera, donde esperamos a que llegaran todas. A continuación nos dirigimos a

la Sala de las Mujeres. Marlee salió a mi encuentro y fuimos juntas.

El sonido de treinta y cinco pares de zapatos de tacón por las escaleras de

mármol era como la música de una elegante estampida. Se oyeron algunos

murmullos, pero la mayoría de nosotras mantuvimos silencio. Al pasar junto al

comedor observé que las puertas estaban cerradas. ¿Estaría dentro la familia

real? Quizás estarían tomando su última comida los tres solos.

Me parecía extraño que fuéramos sus invitadas pero que aún no hubiéramos

visto a ninguno de ellos.

La Sala de las Mujeres había cambiado desde nuestra visita. Los espejos y los

colgadores habían desaparecido, y había mesas y sillas repartidas por la estancia,

así como algunos sofás de aspecto muy cómodo. Marlee me miró e indicó con la

cabeza uno de los sofás, y nos sentamos juntas.

Cuando estuvimos todas instaladas, encendieron la pantalla de televisión y

vimos el Report. Incluía las mismas noticias de siempre —actualizaciones sobre

el presupuesto de los diferentes proyectos, el progreso de las guerras, otro ataque

rebelde en el este— y luego, la última media hora, aparecieron las grabaciones

que nos habían hecho durante el día, comentadas por Gavril.

—Aquí, la señorita Celeste Newsome se despide de sus numerosos

admiradores en Clermont. Esta encantadora jovencita necesitó más de una hora

para separarse de sus fans.

Celeste sonrió complacida cuando se vio en la pantalla. Estaba sentada junto a

Bariel Pratt, que llevaba el cabello liso como una tabla y hasta la cintura, y de un

rubio tan pálido que parecía blanco. No había otro modo de decirlo: tenía unos

pechos enormes. Se le salían del vestido sin tirantes, desafiando a cualquiera a

que apartara la vista.

Bariel era guapa, pero de una belleza típica. Tenía un estilo similar al de

Celeste. Sin saber muy bien por qué, al verlas juntas no pude evitar pensar

aquello de « Los enemigos, mejor cuanto más cerca» . Supuse que ambas se

habían identificado mutuamente como las rivales más duras.

—Las otras seleccionadas del Medio-Este también han disfrutado de un gran

seguimiento. La actitud tranquila y elegante de Ashley Brouillette la distingue

inmediatamente como una dama. Mientras se abre paso entre la multitud,

muestra una expresión humilde y un bello rostro que recuerdan a la propia reina.

» Y Marlee Tames, de Kent, que se ha mostrado de lo más participativa en su

despedida de hoy, llegando incluso a cantar el himno nacional con la banda —en

la pantalla aparecieron imágenes de Marlee sonriendo y abrazando a la gente de

su provincia—. Enseguida se ha convertido en la favorita de muchas de las

personas que hemos entrevistado hoy mismo.

Marlee me tendió la mano y apretó la mía. Estaba decidido: era mi favorita.

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