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Nosotras nos sentaríamos a unas mesas largas a los lados, de modo que el
conjunto tenía una forma de U. Ya teníamos nuestros asientos asignados, con
elegantes etiquetas. Yo tendría al lado a Ashley y a Tiny Lee, a la que había visto
en la Sala de las Mujeres antes; enfrente estaría Kriss Ambers.
Dejamos el comedor y bajamos una escalera hasta la sala desde donde se
emitía el Illéa Capital Report. Volvimos a subir y nuestra guía nos indicó un salón
donde se pasaban la may or parte del tiempo trabajando el rey y Maxon.
Teníamos prohibida la entrada.
—Otro lugar al que no podéis acceder: la tercera planta. Allí es donde tiene
sus aposentos la familia real, y no se tolerará ningún tipo de intrusión. Vuestras
habitaciones están en la segunda planta. Ocuparéis una gran parte de las
habitaciones de invitados, pero no hay que preocuparse: aún nos queda espacio
para cualquier visita que se presente. Estas puertas de ahí dan al jardín trasero.
Hola, Hector, Markson.
Los dos guardias apostados en la puerta asintieron con un gesto decidido.
Tardé un momento en darme cuenta de que el gran arco que teníamos a la
derecha era una puerta lateral del Gran Salón, lo que quería decir que la Sala de
las Mujeres estaba a la vuelta de la esquina. Me sentí orgullosa de mí misma por
haberlo descubierto. El palacio era como un opulento laberinto.
—No debéis salir al exterior bajo ninguna circunstancia —prosiguió Silvia—.
Durante el día, habrá momentos en que podréis pasear por el jardín, pero no sin
permiso. Es una simple norma de seguridad. Por mucha vigilancia que
pongamos, los rebeldes ya han conseguido introducirse en el recinto
anteriormente.
Un escalofrío me recorrió el cuerpo.
Doblamos una esquina y subimos las enormes escaleras que llevaban a la
segunda planta. Bajo los pies sentía las alfombras mullidas, como si me hundiera
un par de centímetros cada vez que daba un paso. La luz se colaba por unos altos
ventanales, y olía a flores y a aire libre. De las paredes colgaban grandes
pinturas de rey es del pasado, así como unos cuantos retratos de líderes
estadounidenses y canadienses. Al menos, eso supuse que serían. No llevaban
ninguna corona.
—Vuestras cosas y a están en las habitaciones. Si la decoración no os parece
apropiada, decídselo a vuestras doncellas. Cada una tenéis tres, y también os
esperan en vuestras habitaciones. Os ay udarán a deshacer las maletas y a
vestiros para la cena.
» Esta noche, antes de la cena, os reuniréis en la Sala de las Mujeres para
asistir a la emisión especial del Illéa Capital Report. ¡La semana que viene seréis
vosotras las que aparezcáis en el programa! Hoy podréis ver parte de las
grabaciones realizadas cuando dejasteis vuestras casas y de vuestra llegada aquí.
Promete ser algo muy especial. Tenéis que saber que el príncipe Maxon aún no