18.12.2022 Views

La Seleccion - Kiera Cass

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

abierto un camino con una alfombra dorada flanqueada de postes y una cuerda a

juego. Por la alfombra, a intervalos regulares, había guardias que echaban

nerviosas miradas a su alrededor, preparados para golpear al primer indicio de

peligro. ¿Es que no tenían cosas más importantes que hacer?

Por fortuna, Celeste iba por delante y se puso a saludar. Enseguida supe que

aquella era la respuesta correcta, no la de encogerse. Y como las cámaras

estaban ahí para captar todos nuestros movimientos, agradecí doblemente no ir

en primera fila del grupo.

La multitud estaba extasiada. Aquella sería la gente que tendríamos más

cerca, y todos estaban impacientes por ver a las chicas que llegaban a la ciudad.

Una de nosotras sería algún día su reina.

Me giré una docena de veces en cuestión de segundos al oír mi nombre por

toda la terminal. También había carteles con mi nombre. Estaba atónita. Allí ya

había gente —gente que no era ni de mi casta ni de mi provincia— que esperaba

que fuera yo la escogida. Sentí una punzada de culpabilidad en el estómago al

pensar en la decepción que les causaría.

Bajé la cabeza un momento y vi a una niña apretujada contra la barrera. No

podía tener más de doce años. En las manos llevaba un cartel que decía: « ¡Las

pelirrojas molan!» . Yo sabía que era la única pelirroja de la competición, y

observé que tenía el pelo casi del mismo tono que el mío.

La niña quería un autógrafo. A su lado, alguien pedía una fotografía, y más

allá alguien deseaba darme la mano, y así fue todo el camino; también tuve que

girarme un par de veces para hablar con la gente al otro lado de la alfombra.

Fui la última en salir, y las otras chicas tuvieron que esperarme al menos

veinte minutos. Sinceramente, es probable que me hubiera entretenido aún más si

no fuera porque estaba a punto de llegar el siguiente avión con chicas

seleccionadas, y me pareció de mala educación quitarles protagonismo.

Al subir al coche vi la cara de hastío de Celeste, pero no me importó. Aún

estaba impresionada de ver lo rápido que me había adaptado a algo que tanto me

asustaba solo un momento antes. Había superado las despedidas, había conocido

a las primeras chicas, había tomado mi primer vuelo y me había relacionado con

las fans. Y todo sin hacer nada que me dejara en mal lugar.

Pensé en las cámaras que me seguían por la terminal y me imaginé a mi

familia viendo por televisión mi llegada. Esperaba que estuvieran orgullosos de

mí.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!