La gestión ambientaL de carreteras en méxico - selome

mayores y hace referencia al número de especies
de una región amplia, de un continente o país.
Fragmentación del hábitat
Además de la destrucción de los hábitats, que antiguamente
ocupaban grandes superficies, frecuentemente
éstos quedan divididos en fragmentos
pequeños por medio de la construcción de caminos
y carreteras, deforestación, terrenos abiertos para
actividades agropecuarias, asentamientos humanos,
etcétera. La fragmentación del hábitat es el
proceso por el cual una superficie grande y continua
de hábitat queda reducida en área y subdividida
en dos o más fragmentos, como consecuencia: La
destrucción de un hábitat deja tras de sí, un mosaico
de fragmentos de hábitat separados por un
paisaje altamente modificado o degradado.
Biogeografía de islas
Los fragmentos del en otro tiempo, hábitat continuo,
pueden describirse mediante el modelo biogeográfico
insular; en donde funcionan como islas
de hábitat en un “mar” u “océano” de paisaje degradado
por actividades humanas. Algunos ambientes
pueden fragmentarse sin que haya una reducción
significativa de su área, por ejemplo por la apertura
de una carretera, una vía férrea, un canal, líneas
eléctricas, gasoductos, oleoductos, cortafuegos o
cualquier otra barrera física que limite o impida el
libre movimiento de las especies.
En el caso de la apertura de una carretera, los
fragmentos de hábitat difieren del hábitat original,
en que tienen más longitud de hábitat de borde o
margen y en consecuencia, más próximos al área de
actividades humanas, con respecto del área total del
mismo. Otra consecuencia de esta fragmentación,
es que el centro de cada fragmento de hábitat, está
más cerca del margen y de su efecto perturbador.
Existen evidencias que atestiguan el decremento
en las poblaciones de plantas y animales, como
consecuencia de la modificación y/o pérdida de los
hábitats, provocada en forma directa o indirecta por
actividades humanas. Esta reducción de los hábitats
se refleja en la pérdida o disminución de la
información genética, el aislamiento de las poblaciones
sobrevivientes y por el detrimento de individuos
en sus poblaciones (Primek et al 2001).
La fragmentación del hábitat, es un proceso en
el cual un área grande y continua se divide en dos o
más porciones, originando un número cada vez mayor
de partes o “parches”, usualmente aisladas entre
sí. Estos parches se convierten en islas dentro de
una matriz en donde las actividades humanas, están
destruyendo el hábitat, creando nuevos bordes, que
pueden reducir en forma considerable la cantidad y
la calidad del hábitat para cada especie.
Esta modificación favorece la invasión de especies
oportunistas, generalmente exóticas, estableciendo
nuevas condiciones de stress, para las poblaciones
nativas, debido a la competencia que se establece
por espacio, luz humedad, nutrimentos, etc.
La pérdida o modificación de los hábitats, inciden
sobre las necesidades que tienen las especies
para sobrevivir. Así, mamíferos grandes requieren
de aéreas extensas para sobrevivir; la degradación
o fragmentación de sus hábitats naturales, dificulta
la capacidad de adaptación a un ambiente cambiante,
por tanto, migran o enfrentan las dificultades
para adaptarse, lo que conlleva a la extinción local.
Las poblaciones pequeñas, al parecer tienen una
mayor probabilidad de extinción local debido a su
mayor vulnerabilidad a cambios demográficos, perturbaciones
ambientales y a la pérdida de variabilidad
genética, (Primack et al 2001). Las actividades
humanas, han alterado en gran medida las cadenas
tróficas naturales.
La sobreexplotación de las especies, especialmente
por depredadores o cambios en la disponibilidad
de los recursos, alteración de los ciclos
biogeoquímicos, remoción o cambios poblacionales
de algunas especies clave, favorecen desequilibrios
y cambios en las dinámicas poblacionales locales y,
por tanto, en el equilibrio y funcionamiento adecuado
de los ecosistemas.
Se han estudiado, en el caso de vertebrados en bosques,
el efecto de la fragmentación y pérdida del
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