La gestión ambientaL de carreteras en méxico - selome

en un fragmento de 100has, ya que sólo albergarán
réplicas del limitado número de aquellas (especies)
capaces de persistir en ese contexto de
fragmentación extrema. La pérdida de especies,
es, en última instancia, la suma de la respuesta
diferencial de cada una de las especies, al proceso
de fragmentación, y el orden en que desaparecen,
es un índice de su vulnerabilidad ante la misma,
aunque dicha vulnerabilidad depende de múltiples
factores y varía entre especies.
La hipótesis del muestreo sostiene que depende
básicamente de la densidad ecológica de cada
especie (densidad en un hábitat dado) y del tamaño
de los fragmentos de hábitat. (Connor y McCoy,
1979).
Según esta propuesta, el número de individuos
por unidad de superficie en el hábitat fragmentado
determinará la probabilidad de que la especie sea
“muestreada” por los fragmentos. De aquí surgen
tres predicciones interesantes:
> A un tamaño de fragmentado dado, las especies
con mayor densidad tendrán mayor
probabilidad de ser retenidas que las menos
densas, es decir, con menor densidad.
> Cualquier especie tendrá su mayor probabilidad
de supervivencia en los fragmentos
procedentes de los sectores de hábitat con las
mayores densidades originales de la misma.
> Cuanto mayor sea un fragmento, mayor será
su probabilidad de acumular un elevado número
de especies, ya que alcanzará el umbral
de tamaño requerido para un mayor número
de especies de baja densidad. Esta última predicción
explicaría por sí misma una, el patrón
encajado de pérdida de especies descrito antes,
ya que las de menor densidad, se pierden
antes que las más abundantes. (Bolger et al
1991).
Estas predicciones se cumplen razonablemente
bien en muchos casos. Se puede afirmar que la
densidad ecológica, es un dato muy valioso a la
hora de predecir los aspectos de la fragmentación
del hábitat especie a especie en circunstancias
muy variadas.
Reducción de conectividad de corredores
biológicos
M. en C. Jesús Oswaldo Gómez Garduño
Biólogo Rogelio Bautista Trejo
Introducción
Como se señaló anteriormente, la fragmentación,
modificación y destrucción del hábitat es un problema
que afecta a la fauna a nivel mundial (Newmark,
1991). La fragmentación de los ecosistemas
tiene como consecuencia inmediata el aislamiento
físico y biótico del hábitat; condición bajo la cual
las poblaciones animales presentes en un hábitat
preferente también se encuentran fragmentadas y
aisladas. La pérdida del hábitat, junto con el aislamiento
resultante, tiene como consecuencia la
reducción inmediata en el tamaño de la población,
la interrupción del flujo genético y el deterioro de
las condiciones ecológicas locales (Estrada y Cortés-Estrada,
1994). Las especies relativamente
dependientes del hábitat varían gradualmente su
vulnerabilidad a la fragmentación del mismo. Especies
relativamente raras y/o dependientes de un
hábitat son las más afectadas por la fragmentación
del mismo (Newmark, 1991).
La deforestación y fragmentación de los ecosistemas
pueden ser una causa del decline poblacional a nivel
local y regional de muchas especies de fauna en el
mundo (Hagan y Johnston, 1992). Numerosos estudios
han documentado los efectos negativos de la
fragmentación de los hábitat en las densidades de las
especies residentes del bosque debido principalmente
al incremento de depredadores, competencia por
lo recursos y parasitismo (Connor et al., 2000). Otros
estudios han mostrado que los hábitats fragmentados
difícilmente se ocupan como sitios reproductivos por
algunas especies faunísticas, lo cual puede dirigir a
una extinción local rápida (Lynch y Whigham, 1984;
Temple y Cari, 1988; Witcomb et al., 1981), o en su caso
son hábitats que ocupan las especies oportunistas.
Dentro de las principales actividades que conllevan
a una fragmentación del hábitat, se encuentran la
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