Estudios Sociales âla Caixaâ
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por ejemplo). De hecho, se dan casos en que esa experiencia de un ambiente<br />
distinto motiva que se retome la educación formal.<br />
–El buen rollo que había ahí con toda la gente… porque éramos chicas y chicos.<br />
Era muy buen rollo, ¡todos muy amigos! Luego las «profes» Digo: «como<br />
el año pasado me lo pasé tan bien, me apunto». Pero me lo he sacado, ¡me lo<br />
saqué! ¡Tengo primero de la ESO aprobado! Porque he estado también el año<br />
pasado… mientras hacía cocina estuve en el centro de educación de adultos,<br />
sacándome el graduado.<br />
(E3.2)<br />
Asimismo, y comprobada la importancia que los alumnos conceden al ambiente<br />
del centro al que acuden, hay que hablar de las relaciones de los alumnos<br />
que abandonan con los distintos miembros de la comunidad educativa.<br />
En primer lugar, de las relaciones con los profesores. En general, tienen una<br />
imagen muy positiva, al menos de la mayoría, y se han sentido ayudados y<br />
apoyados por ellos. Cuando la relación se hace más cercana, los resultados de<br />
estos alumnos mejoran. Reconocen el esfuerzo que les han dedicado, incluso<br />
después de abandonar, animándoles a retomar su formación.<br />
–¡Me costó! Porque los profesores me llamaban: «Que tienes que venir ¿cómo<br />
no lo vas a hacer [matricularse en garantía social]?» El secretario me llamaba<br />
también mucho, la orientadora también ha estado mucho:«¡Que tienes<br />
que hacerlo, que tienes que hacerlo!» Yo creo que por aburrimiento lo hice. Yo<br />
decía: «Bueno, ya como que me dejen de aburrir: lo hago y, si apruebo, bien,<br />
y si no, bueno…».<br />
(E1.4)<br />
Pero al mismo tiempo casi todos insisten en la importancia que tuvo en su<br />
trayectoria algún mal profesor, aunque los demás fueran buenos. Los malos<br />
profesores, en opinión de los alumnos que abandonan, suelen ser pedagógicamente<br />
nulos o muy malos. Se cuentan casos de profesores que no explican<br />
nada, que sólo siguen un libro; que dicen a los alumnos que lo hacen mal, pero<br />
no les comentan ni les resuelven los fallos concretos que han cometido; que<br />
tienen una alta tasa de suspensos porque son «raros» (E1.6); y, sobre todo, que<br />
no se complican la vida con los alumnos menos brillantes: los colocan al final<br />
de la clase o buscan otra forma de ignorarlos sistemáticamente. Los alumnos<br />
LAS MOTIVACIONES DEL FRACASO ESCOLAR 159