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AL OTRO LADO DEL ESPEJO - José María Álvarez

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<strong>AL</strong> <strong>OTRO</strong> <strong>LADO</strong> <strong>DEL</strong> <strong>ESPEJO</strong>. JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ<br />

Shakespeare estaba fascinado por Southampton y su mundo, y<br />

éste por el escritor.<br />

También ahí pueden entrar las veleidades aristocráticas<br />

de Shakespeare.<br />

Benditas sean. ¿Con quién iba a desear relacionarse? Los<br />

hombres cultos y sensibles tienden a relacionarse con sus iguales,<br />

y lo más próximo a un creador, o al mundo de un creador,<br />

que es lujosísimo hasta en la mayor miseria, era, hablo de aquella<br />

época, y hablo de entonces porque hoy desgraciadamente hasta<br />

las clases elevadas son basura, pero en aquella Inglaterra de la<br />

Reina, ¿entre quiénes podía sentirse feliz Shakespeare? ¿El populacho?<br />

No, por favor. Además, la aristocracia era muy culta, era<br />

muy sensible a todas las artes. Y no cabe duda tampoco de que<br />

los faros mas luminosos de aquel mundo eran Essex y el joven<br />

Southampton. nadie tan magnífico como éste último. «To me, fair<br />

friend, you never can be old» le dice Shakespeare en un soneto.<br />

¿Quién piensa usted que era la «Dama Morena» de los<br />

sonetos?<br />

No lo sé. ¿Qué importa? Es la dama de los sonetos. La que<br />

en ellos es. Se ha hablado hasta de la hermana del propio<br />

Southampton. No lo creo. Lady Rick... Imposible. Pero volviendo<br />

a lo de antes, no olvide usted que en la Inglaterra elizabethiana,<br />

«lover» no significaba estrictamente amante.<br />

Hábleme usted de su experiencia de lector con los<br />

sonetos.<br />

Ya le he dicho que los adoro. Me gusta sobre todo que aunque<br />

el amor sea el tema predominante, cantos amorosos, o desesperados,<br />

junto a ellos hay otros muchos temas. El soneto 94<br />

es un perfil del buen gobernante, y no es el único. Y esa meditación<br />

sobre lo efímero de la gloria pública, el veinte y tantos...<br />

¿Y el soneto 15? ¡Altísimo! Y el 40, y el 30, y el 66. Y sobre la<br />

vida, el tiempo... En uno de los últimos sonetos a Southampton<br />

hay un verso estremecedor: «They are but dressing of a former<br />

sight». Fíjese bien: «sight».

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