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AL OTRO LADO DEL ESPEJO - José María Álvarez

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Y esperar a que la policía<br />

Tire la puerta y me sorprenda<br />

Muerto,»<br />

255<br />

<strong>AL</strong> <strong>OTRO</strong> <strong>LADO</strong> <strong>DEL</strong> <strong>ESPEJO</strong>. JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ<br />

Dicha frase, hiriente, directa, descarnada, ilumina el punto más<br />

alto de la desesperación de Alvarez, y coincide precisamente<br />

con su momento final, quizá su Hora Alta. Es este el momento<br />

de última recapitulación, de éxtasis o catarsis final de la tragedia<br />

desplegada. Es el punto alto y glorioso de la derrota, que el<br />

artista sublima, engrandece e ilumina con el esplendor de un<br />

Dürer, un poema de Villon, un disco de Fats Waller, y en el<br />

que aún se puede permitir el lujo de brindar a la salud de la<br />

maravillosa Billie Holliday con una copa inefable, serena, de<br />

dulce contacto, justa de temperatura, y en la compañía fiel de<br />

entrañables, queridas y pasadas imágenes.<br />

Nada, pues, de adormidera, final feliz, coca, sedante, sino todo<br />

lo contrario: tensión, tragedia, provocación, desafío, catarsis.<br />

De los paraísos artificiales, Alvarez niega los que adormecen,<br />

mientras enaltece los que afrontan, desnuda, pura y limpiamente<br />

la lucidez total. No es inmoral mostrándonos la belleza terrible<br />

de una muerte voluntariamente aceptada, sino que, a la inversa,<br />

constituye la aceptación desnuda y lúcida de este hecho un<br />

punto de suprema autenticidad moral. No es ahora el momento<br />

de hablar, como te gustaría a Alvarez, de «Cuál es el precio de<br />

la lucidez». Solamente constatar que lo inmoral sería ocultar la<br />

tragedia tras un veneno sedante. El mundo no marcha a las mil<br />

maravillas en el corazón de quien sufre y potencia, hasta su<br />

límite, las contradicciones de su época y su personalidad y no<br />

les busca un sonámbulo escape.<br />

¿Es exigible una mayor autenticidad? ¿Hay que hacer un arte<br />

digerible, ramplón, moralista, vagamente aleccionador, fácil, de<br />

dúctil utilidad? ¿No habíamos sentado, a modo de introducción,<br />

que el Arte es un modo de catarsis, drama, punto máximo de<br />

concentración, de pugna humana? Que los falsos dioses moralicen.<br />

El hombre a veces ha de liberar su drama, exorcizándolo,<br />

por vía de la palabra, y esto es aplicable al MUSEO de <strong>José</strong><br />

<strong>María</strong> Alvarez.<br />

Hay una doble visión, PARCI<strong>AL</strong> y TOT<strong>AL</strong>, de la Hora Alta,<br />

en MUSEO DE CERA. La versión PARCI<strong>AL</strong> es aquella en

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