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AL OTRO LADO DEL ESPEJO - José María Álvarez

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<strong>AL</strong> <strong>OTRO</strong> <strong>LADO</strong> <strong>DEL</strong> <strong>ESPEJO</strong>. JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ<br />

vodka, hacía mucho calor, pleno verano en Cartagena, y me<br />

senté en la terracita, contemplando la noche y la ciudad y los<br />

faros a lo lejos. En el tocadiscos estaba sonando un disco de<br />

Bach, la OFRENDA MUSIC<strong>AL</strong>, la que compuso para Federico<br />

el Grande. La noche era muy calurosa, pero perfecta. De pronto<br />

pensé exactamente lo que dice el poema: «Sólo quedamos<br />

vivos / sobre la ciudad kaputt / Johann S. Bach y yo / y los dos<br />

muy borrachos». Seguí bebiendo y al retirarme, me volvió a la<br />

cabeza esa frase, y la escribí. Al día siguiente me pareció que<br />

no era demasiado mala, y la dejé en MUSEO.<br />

Esos objetos jóvenes y bellísimos, esas Albertinas que lo<br />

flanquean en sus estancias en la Corte, acaso son sus libros, y<br />

así son regaladas a sus amigos y gozamos y creemos en ellas,<br />

proustianas magdalenas que nos dan súbitamente la más profunda<br />

dimensión del poeta.<br />

Acaso ni siquiera ha escrito nada, y ellas son él mismo, insólito<br />

Yussupov, al mismo tiempo el poeta y la novia del poeta.<br />

En todo caso, ellas, él, yo, somos museos de ambigüedades,<br />

laberintos donde decidimos no llegar a su final porque el tránsito<br />

es mejor y más rentable y en él somos todo, hasta<br />

enfebrecidos ciclistas voladores, mientras que si alcanzamos el<br />

fin, únicamente seremos pobres ganadores130 .<br />

Su libro está lleno de mujeres que ha amado, pero no<br />

hay rostros.<br />

Quizá de alguna manera están presentes. Y las deseadas. Lo<br />

que sucede es que verdaderamente sólo he escrito dos poemas<br />

a mujeres determinadas: para mi segunda mujer y para una dama<br />

muy fascinante que conocí en Cuba. Hay dos poemas más que<br />

están dedicados y en cierta forma cantan a dos mujeres por las<br />

que sentí un notable interés. Pero el resto... No... Han sido<br />

momentos, días, noches perdidas. No recuerdo los rostros, ni<br />

los nombres.<br />

Ahora hay mas. Hay una serie, por ejemplo, para Carmen,<br />

«de» Carmen.<br />

130 Testimonio de Luis García Berlanga.

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