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AL OTRO LADO DEL ESPEJO - José María Álvarez

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<strong>AL</strong> <strong>OTRO</strong> <strong>LADO</strong> <strong>DEL</strong> <strong>ESPEJO</strong>. JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ<br />

dolores. No tendría más de 12 o 13 años. Y recuerdo ya su<br />

habitación llenísima de libros. Oíamos música clásica y hablábamos<br />

durante horas y horas. Muchas veces me leía párrafos<br />

de los libros que él estaba leyendo. Yo creo que por aquellos<br />

años ya estaba muy interesado por la poesía, aunque al principio<br />

lo que quería era escribir novelas, ¿sabe usted? Yo al principio<br />

no estaba muy interesado en la poesía. En realidad yo<br />

comencé a creer en <strong>José</strong> <strong>María</strong>, ya como poeta, unos años después.<br />

Ahora sus poemas me parecen algo sublime. Cuando salió<br />

de la cama empezamos a vernos ya con asiduidad. Por aquella<br />

época, debió ser más o menos por el 57, a él le gustaba<br />

mucho jugar al billar, y jugaba de maravilla. Llegamos a formar<br />

una amistad muy importante. Hay muchas cosas en mí que van<br />

unidas a <strong>José</strong> <strong>María</strong>: la primera copa importante, la música de<br />

jazz, muchos libros que él me hizo conocer y muchas horas,<br />

como él diría, perfectas. Fueron tiempos muy hermosos. La vieja<br />

forma de vivir en Cartagena estaba dando sus últimas boqueadas,<br />

pero eran unas boqueadas que todavía conservaban el viejo esplendor.<br />

Fuimos de los que acompañaron la muerte de todo<br />

aquello9 .<br />

*****<br />

Hubo una época que duró un año aproximadamente en la cual<br />

organizábamos él y yo unos conciertos semanales de música<br />

clásica. Se hacían incluso los programas a máquina, muy bien<br />

hechos, y se invitaba a una serie de personas admiradoras. Eran<br />

veladas de cuatro y cinco horas seguidas. Repasamos toda la<br />

música buena. Se hacía como ciclos. Cuando él estuvo enfermo,<br />

porque pasó un reúma muy malo, y estuvo en cama unos<br />

meses, los conciertos se trasladaron a su dormitorio10 .<br />

*****<br />

Calles queridas<br />

Adornos destruidos<br />

Los esplendores abatidos<br />

Del viejo barrio tolerante11 .<br />

9 Testimonio de Francisco Salinas.<br />

10 Testimonio de J. A. Carrión (recogido por J. J. Muñoz).<br />

11 De MUSEO DE CERA.

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