08.05.2013 Views

AL OTRO LADO DEL ESPEJO - José María Álvarez

AL OTRO LADO DEL ESPEJO - José María Álvarez

AL OTRO LADO DEL ESPEJO - José María Álvarez

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

82<br />

<strong>AL</strong> <strong>OTRO</strong> <strong>LADO</strong> <strong>DEL</strong> <strong>ESPEJO</strong>. JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ<br />

te su arrebato, el enorme jamaicano que de seguro estaba oculto<br />

en la habitación contigua, hubiera salido dispuesto a cosernos<br />

a balazos– y lo arrastré de aquel cuarto más de triste memoria<br />

que de perdición. Si el recuerdo de esta anécdota se coloca<br />

junto al de otra, ocurrida en El Cairo, como digo, ciudad a<br />

la que habíamos llegado con diferentes objetos. El caso es que<br />

nos encontramos precisamente en el instante en que yo estaba<br />

a punto de ser linchado por una horda de indígenas encabezada<br />

por un limpiabotas que hablaba en inglés con acento riojano y<br />

algo gutural. Habiéndose percatado de la situación, <strong>José</strong> <strong>María</strong><br />

Alvarez no hizo otra cosa que acercarse al corro de energúmenos<br />

que pedía a voces el derramamiento de mi sangre infiel, y contemplar<br />

el espectáculo mientras se fumaba tranquilamente un<br />

habanos. Cuando logré salvar el pellejo gracias a unos cuantos<br />

dólares y a que permitiera que el limpiabotas me llamara «bastardo<br />

imperialista» sin que se me alterara el rostro, lo único<br />

que dijo Alvarez fue algo así como: «No había verdadero peligro.<br />

Ya te había dicho que algún día tendrías algún lío con estos<br />

árabes de tu corazón».<br />

Creo que con estos dos testimonios, el lector de menor perspicacia<br />

se podrá ir haciendo una idea del esquinado caballero al<br />

que me estoy refiriendo. Añadiré más datos: suele vestir de traje<br />

azul obscuro o bien de sport, corbata inglesa listada, y pañuelo<br />

de seda blanco en el bolsillo superior de la chaqueta. Cuando<br />

no lleva corbata, la camisa abierta permite ver una piedra que<br />

cuelga de su cuello, y que según dice su dueño, es un fragmento<br />

de la vesícula biliar del dragón del Beowulf, comprada a un<br />

buhonero ciego de la Capadocia. Gusta de jugar al póker con<br />

cara de póker y de hacer cambalaches con quien sea. Le gusta<br />

tomar el pelo al personal, y es capaz de un variado repertorio<br />

hasta acostarse con cualquier muchacha, alta o baja, rubia o<br />

morena, gorda o encantadora o tediosa.<br />

Diré, por último, que sabe beber como sólo sabe hacerlo quien<br />

es consciente de que ningún desastre es decisivo; ninguna pasión<br />

duradera, y ningún encanto ni privilegio –bien mirado–<br />

suficiente. Suele dormir en habitaciones cerradas a piedra y lodo<br />

con el único fin de impedir que cualquier rayo de luz inquiete<br />

o turbe el sueño algo espasmódico que el alcohol procura a su<br />

alma. Al despertar ingiere una mezcla abominable de café, co

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!