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AL OTRO LADO DEL ESPEJO - José María Álvarez

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<strong>AL</strong> <strong>OTRO</strong> <strong>LADO</strong> <strong>DEL</strong> <strong>ESPEJO</strong>. JOSÉ MARÍA ÁLVAREZ<br />

acartonadas y estériles que las anteriores. George Steiner ha<br />

examinado esta «resistencia del lenguaje frente a la verdad». <strong>José</strong><br />

<strong>María</strong> Alvarez ha acometido la empresa de superarla. Para<br />

Alvarez la realidad asume la forma de un gigantesco enigma. La<br />

materia de sus poemas, la realidad de su mundo poético, es<br />

esencialmente ambigua. A veces se identifica con la noción misma<br />

de ambigüedad. Pero su palabra poética no es ambigua en absoluto.<br />

Frente a todas las inacabables letanías de quienes atribuyen sus<br />

propias insuficiencias a una supuesta esterilidad de las palabras,<br />

Alvarez invoca la plenitud de sus poderes: «Puedo matarte<br />

con la música».<br />

Curiosamente, puede advertirse cómo la afirmación da estos<br />

poderes del lenguaje halla su correspondencia en otra perspectiva<br />

que minimiza esos poderes, e irreverentemente los aniquila.<br />

Esta contradicción es sólo un espejismo. Ocurre que para<br />

Alvarez no existe la humanidad: existen los hombres. Tampoco<br />

existen los lenguajes: existen las palabras. Su MUSEO DE<br />

CERA es, bajo un cierto aspecto, un vasto catálogo de nombres<br />

por el que desfilan prácticamente todos los creadores importantes<br />

de este siglo. Estos pueden ser políticos, músicos,<br />

estrellas de cine, personajes de la vida cotidiana, poetas o agricultores.<br />

La nómina puede parecer arbitraria, pero no es gratuita.<br />

Estos nombres constituyen sus figuraciones concretas y<br />

positivas de la realidad. Hay quienes consideran a los hombres<br />

como una vasta metáfora de la humanidad. Mediante una simple<br />

y eficaz inversión de perspectivas, Alvarez ve en esta<br />

fantasmagoría –la humanidad– una helada metáfora de los hombres.<br />

Hay quienes hablan de la historia de los pueblos Y escriben<br />

esta palabra, Historia, con mayúscula. A Alvarez le interesa<br />

la minúscula de esa historia, le interesan los pueblos descompuestos<br />

en sus elementos simples. En realidad, lo que<br />

Alvarez viene a proclamar con su poesía es la inexistencia de la<br />

historia fuera de los hombres concretos. Una pareja inversión<br />

de criterios lo lleva igualmente a negar la existencia del lenguaje<br />

fuera de las palabras.<br />

De este modo, frente al universo público del lenguaje, Alvarez<br />

establece la total autonomía de su propio lenguaje poético. El<br />

espacio de la palabra es el propio poema, y éste funciona (o

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