Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

mediante la obra sustitutoria del Señor Jesús en la cruz. El tipo de enseñanza legal descrito
anteriormente en este capítulo por Pablo da lugar a la carne. Le dice al hombre
precisamente lo que quiere oír, esto es, que puede de alguna manera contribuir a su propia
salvación. Pero el evangelio insiste en que toda la gloria para la obra de la salvación ha de
ir sólo a Cristo, que el hombre no hace nada más que pecar, y que el Señor Jesús hace toda
la salvación.
El Espíritu de Dios llevó a Pablo a la conciencia de que él era el primero de los
pecadores, o, como algunos lo traducen, «un primero entre pecadores». Observemos que el
título de «el primero» de los pecadores no se da a un hombre hundido en la idolatría o
inmoralidad, ¡sino más bien a un hombre profundamente religioso, criado en un hogar judío
ortodoxo! Su pecado era doctrinal: no aceptaba la palabra de Dios tocante a la Persona y
obra del Señor Jesucristo. El rechazo del Hijo de Dios es el mayor de los pecados.
También debería observarse que dice de los cuales yo soy el primero —no «era» sino
soy—. Los más piadosos de los santos son a menudo los más conscientes de su propia
pecaminosidad.
En 1 Corintios 15:9 (escrito alrededor del 57 d.C.), Pablo se llamaba «el más pequeño
de los apóstoles». Luego en Efesios 3:8 (escrito alrededor del 60 d.C.), se designa a sí
mismo como «menos que el más pequeño de todos los santos». Ahora en 1 Timoteo 1:15,
escrito unos años después, se llama el primero de los pecadores. Aquí tenemos un
bosquejo del crecimiento de Pablo en la humildad cristiana.
La traducción que hace Darby de la expresión de los cuales yo soy el primero es «de
quienes yo soy [el] primero». El pensamiento no es tanto que fuese el peor pecador que
jamás haya vivido, sino que era primero en relación con la nación de Israel. En otras
palabras, su conversión fue una singular prefiguración de la futura conversión de la nación
de Israel. Él era como «un abortivo» (1 Co. 15:8) en el sentido de que nació de nuevo antes
del renacimiento de su pueblo Israel. Así como fue salvado por una revelación directa del
cielo y aparte de instrumentalidad humana, así quizá de esta misma manera el remanente
judío será salvado durante el venidero Periodo de la Tribulación. Esta interpretación parece
apoyada por las palabras «primero» y «ejemplo» en el versículo 16.
1:16 Eso explica por qué Pablo obtuvo misericordia. Era para poder ser una exhibición
de la paciencia de Jesucristo. Así como había sido el primero de los pecadores, así ahora
sería la principal exhibición de la incansable gracia del Señor. Sería la «Presentación A»,
un ejemplo viviente, como dijo William Kelly, «del amor divino levantándose sobre la más
activa hostilidad, de la divina paciencia agotando el más variado y persistente
antagonismo».
El caso de Pablo sería un ejemplo. Literalmente, significa un espécimen o muestra. La
conversión de Pablo era un ejemplo de lo que Dios hará con la nación de Israel cuando
venga de Sion el Libertador (Ro. 11:26).
En un sentido más general, el versículo significa que nadie tiene por qué desesperar, por
impío que sea. Hay consolación en el hecho de que por cuanto el Señor ha salvado ya al
primero de los pecadores, no hay nadie que no pueda encontrar gracia y misericordia
acudiendo a Él en arrepentimiento. Creyendo en Él, todo quien quiera podrá encontrar
también vida eterna.
1:17 Mientras Pablo medita en los maravillosos tratos de Dios para con él en gracia,
prorrumpe en esta cautivadora doxología. Es difícil saber si se dirige a Dios Padre o al
Señor Jesús. Las palabras Rey de los siglos, o eterno, parecen referirse al Señor Jesús,
porque Él es llamado «Rey de reyes, y Señor de señores» (Ap. 19:16). Sin embargo, la