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Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

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Jesús. En el Antiguo <strong>Testamento</strong>, Israel fue <strong>de</strong>signada como la esposa <strong>de</strong> Jehová. Más<br />

a<strong>de</strong>lante en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>, los miembros <strong>de</strong> la <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong> Cristo son <strong>de</strong>scritos bajo la<br />

figura <strong>de</strong> una novia. Pero aquí en el Evangelio <strong>de</strong> Juan se emplea la palabra en un sentido<br />

general para incluir a los que <strong>de</strong>jaron a Juan el Bautista cuando apareció el Mesías. No se<br />

refería ni a Israel ni a la <strong>iglesia</strong>. A Juan no le parecía mal per<strong>de</strong>r seguidores. Su gran gozo<br />

era oír la voz <strong>de</strong>l novio. Se sentía satisfecho si Jesús recibía toda la atención. Su gozo<br />

quedaba completado cuando Cristo era alabado y honrado por los hombres.<br />

3:30 Todo el objeto <strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> Juan se recapitula en este versículo. Trabajó<br />

incesantemente para señalar a hombres y a mujeres al Señor y para hacer que se diesen<br />

cuenta <strong>de</strong> Su verda<strong>de</strong>ra valía. Al actuar así, Juan se dio cuenta <strong>de</strong> que había <strong>de</strong> mantenerse<br />

en un segundo plano. Para un siervo <strong>de</strong> Cristo, buscar atraer la atención hacia sí mismo<br />

constituye una forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>slealtad.<br />

Observemos los tres «es necesario» en este capítulo: Para el Pecador (3:7); para el<br />

Salvador (3:14, RV); y para el Santo (3:30).<br />

3:31 Para <strong>de</strong>mostrar su propia inferioridad, Juan el Bautista dijo que él mismo era <strong>de</strong> la<br />

tierra y que era terrenal, y hablaba cosas terrenales. Esto sólo significaba que por lo que<br />

tocaba a su nacimiento, había nacido como hombre <strong>de</strong> padres humanos. No tenía ningún<br />

rango celestial y no podía hablar con la misma autoridad que el Hijo <strong>de</strong> Dios. Era inferior al<br />

Señor Jesús porque el que viene <strong>de</strong>l cielo, está sobre todos. Cristo es el Soberano supremo<br />

<strong>de</strong>l universo. Es solamente justo, por lo tanto, que los hombres le sigan a Él, no a Su<br />

mensajero.<br />

3:32 Pero cuando el Señor Jesús hablaba, hablaba con autoridad. Refería a los hombres<br />

lo que Él había visto y oído. No había posibilidad <strong>de</strong> error ni <strong>de</strong> engaño. Pero, extraño es<br />

<strong>de</strong>cirlo, nadie recibe su testimonio. La expresión nadie no <strong>de</strong>be ser tomada en un sentido<br />

absoluto. Hay personas individuales que sí aceptan las palabras <strong>de</strong>l Señor Jesús. Sin<br />

embargo, Juan estaba contemplando la humanidad en general y sencillamente <strong>de</strong>claraba que<br />

las enseñanzas <strong>de</strong>l Salvador eran rechazadas por la mayoría. Jesús es Aquel que vino <strong>de</strong>l<br />

cielo, pero relativamente pocos estaban dispuestos a escucharle.<br />

3:33 El versículo 33 <strong>de</strong>scribe a los pocos que sí aceptaron las palabras <strong>de</strong>l Señor como<br />

las mismas palabras <strong>de</strong> Dios. Por su aceptación, ellos certificaron que Dios es veraz. Y así<br />

es en la actualidad. Cuando la gente acepta el mensaje <strong>de</strong>l evangelio, se ponen <strong>de</strong>l lado <strong>de</strong><br />

Dios contra sí mismos y contra el resto <strong>de</strong> la humanidad. Se dan cuenta <strong>de</strong> que si Dios ha<br />

dicho algo, ha <strong>de</strong> ser verdad. Observemos cuán claramente enseña el versículo 33 la <strong>de</strong>idad<br />

<strong>de</strong> Cristo. Dice que todo aquel que reconoce el testimonio <strong>de</strong> Cristo reconoce que Dios es<br />

veraz. Ésta es otra forma <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que el testimonio <strong>de</strong> Cristo es el testimonio <strong>de</strong> Dios, y<br />

que recibir lo uno es recibir también lo otro.<br />

3:34 Jesús era Aquel a quien Dios ha enviado. Él hablaba las palabras <strong>de</strong> Dios. Para<br />

apoyar esta <strong>de</strong>claración, Juan dijo que Dios no da el Espíritu por medida. Cristo fue<br />

ungido por el Espíritu Santo <strong>de</strong> Dios en una forma que no fue el caso <strong>de</strong> ninguna otra<br />

persona. Otros han sido conscientes <strong>de</strong> la ayuda <strong>de</strong>l Espíritu Santo en su ministerio, pero<br />

nadie más ha tenido jamás un ministerio tan lleno <strong>de</strong>l Espíritu como el Hijo <strong>de</strong> Dios. Los<br />

profetas recibieron una revelación parcial <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, pero «el Espíritu reveló en y<br />

mediante Cristo la sabiduría misma, el corazón mismo <strong>de</strong> Dios al hombre con toda la<br />

infinitud <strong>de</strong>l amor».<br />

3:35 Ésta es una <strong>de</strong> las siete veces en el Evangelio <strong>de</strong> Juan en don<strong>de</strong> se nos dice que el<br />

Padre ama al Hijo. Aquí se manifiesta este amor en que le ha sido dado el control sobre

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