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Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

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universo, por ejemplo, que por un semejante humano. El amor <strong>de</strong> Dios es gran<strong>de</strong> por el<br />

precio que Él ha pagado. El amor envió al Señor Jesús, el único Hijo <strong>de</strong> Dios, a morir por<br />

nosotros en la agonía <strong>de</strong>l Calvario. El amor <strong>de</strong> Dios es gran<strong>de</strong> por las inescrutables riquezas<br />

que <strong>de</strong>rrama sobre aquellos que son objetos <strong>de</strong>l mismo.<br />

2:5 Y el amor <strong>de</strong> Dios es gran<strong>de</strong> a causa <strong>de</strong> la extremada indignidad y condición<br />

repulsiva <strong>de</strong> las personas amadas. Estando nosotros muertos por nuestros <strong>de</strong>litos y<br />

pecados. Éramos enemigos <strong>de</strong> Dios; estábamos <strong>de</strong>stituidos y en <strong>de</strong>gradación. A pesar <strong>de</strong><br />

todo ello, Él nos amó.<br />

Como resultado <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios para con nosotros, y como resultado <strong>de</strong> la obra<br />

re<strong>de</strong>ntora <strong>de</strong> Cristo, hemos sido: (1) vivificados juntamente con Cristo; (2) resucitados<br />

juntamente con Él; (3) sentados con Él.<br />

Estas expresiones <strong>de</strong>scriben nuestra posición espiritual como resultado <strong>de</strong> nuestra unión<br />

con Él. Él actuó como nuestro Representante —no sólo por nosotros, sino como nosotros—<br />

. Por ello, cuando Él murió, nosotros también morimos. Cuando Él fue sepultado, nosotros<br />

también fuimos sepultados.<br />

Cuando Él fue vivificado, resucitado y sentado en los lugares celestiales, también lo<br />

fuimos nosotros. Todos los beneficios <strong>de</strong> Su obra sacrificial los gozamos nosotros por<br />

nuestro vínculo con Él. Tener vida juntamente con Cristo significa que los judíos<br />

convertidos y los gentiles convertidos están ahora asociados con Él en novedad <strong>de</strong> vida. El<br />

mismo po<strong>de</strong>r que le dio resurrección <strong>de</strong> vida a Él nos la ha dado también a nosotros.<br />

La maravilla <strong>de</strong> todo esto lleva a Pablo a interrumpir el curso <strong>de</strong> su pensamiento y a<br />

exclamar: Por gracia habéis sido salvados. Está abrumado ante el insondable favor que<br />

Dios ha mostrado a aquellos que merecían precisamente lo contrario. ¡Esto es gracia!<br />

Ya hemos mencionado que la misericordia significa que no recibimos el castigo que nos<br />

merecemos. La gracia significa que recibimos la salvación que no merecemos. La<br />

recibimos como un don, no como algo que ganamos. Y nos viene <strong>de</strong> Aquel que no tenía<br />

obligación <strong>de</strong> darla. Así lo dice A. T. Pierson:<br />

Es un ejercicio voluntario <strong>de</strong> amor al que Él no está obligado. Lo que constituye la<br />

gloria <strong>de</strong> la gracia es que es un ejercicio totalmente libre e in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Dios<br />

para con míseros pecadores.<br />

2:6 No sólo hemos sido nosotros vivificados con Cristo, también hemos sido<br />

resucitados con Él. Así como la muerte y el juicio están <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> Él, están asimismo <strong>de</strong>trás<br />

<strong>de</strong> nosotros. Estamos al otro lado <strong>de</strong>l sepulcro, en la resurrección. Ésta es nuestra gloriosa<br />

posición como resultado <strong>de</strong> nuestra unión con Él. Y <strong>de</strong>bido a que es cierto <strong>de</strong> nosotros en lo<br />

posicional, <strong>de</strong>beríamos vivir como aquellos que están vivos <strong>de</strong> entre los muertos.<br />

Otro aspecto <strong>de</strong> nuestra posición es que estamos sentados con Él en las regiones<br />

celestiales en Cristo Jesús (V.M.). Por nuestra unión con Él somos vistos como ya<br />

liberados <strong>de</strong> este presente mundo malo y sentados en Cristo en gloria. Así es como Dios<br />

nos ve. Si nos apropiamos <strong>de</strong> ello por la fe, cambiará el carácter <strong>de</strong> nuestras vidas. Ya no<br />

estarán nuestras mentes dirigidas a lo terrenal, ocupadas con lo trivial y fugaz. Buscaremos<br />

las cosas que están arriba, don<strong>de</strong> Cristo está sentado a la diestra <strong>de</strong> Dios (Col. 3:1).<br />

La clave <strong>de</strong> los versículos 5 y 6 es la frase en Cristo Jesús. Es en Él que hemos sido<br />

vivificados, resucitados y sentados. Él es nuestro Representante; por eso mismo Sus<br />

triunfos y Su posición son nuestros. George Williams exclama: «¡Asombroso pensamiento!

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