11.05.2013 Views

Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

echazar reconocer al Señor como Soberano <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho. En esencia, es poner la propia<br />

voluntad por encima <strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong> Dios. Es oposición a una Persona Viviente que tiene<br />

<strong>de</strong>recho a ser obe<strong>de</strong>cida.<br />

3:5 Un cristiano no pue<strong>de</strong> persistir en el pecado, porque ello significaría una negación<br />

total <strong>de</strong>l propósito para el que el Señor Jesús vino al mundo. Se manifestó para quitar<br />

nuestros pecados. Por lo tanto, persistir en pecado es vivir en total olvido <strong>de</strong> la razón <strong>de</strong> Su<br />

Encarnación.<br />

Una vez más, el cristiano no pue<strong>de</strong> persistir en el pecado porque eso significaría una<br />

negación <strong>de</strong> Aquel cuyo nombre lleva. No hay pecado en él. Este es uno <strong>de</strong> los tres pasajes<br />

clave <strong>de</strong>l NT que tratan <strong>de</strong> la humanidad impecable <strong>de</strong>l Señor Jesucristo. Pedro nos dice<br />

que «no hizo pecado». Pablo nos dice que «no conoció pecado». Ahora Juan, el discípulo<br />

que conoció al Señor <strong>de</strong> una manera especialmente entrañable, aña<strong>de</strong> su testimonio: «No<br />

hay pecado en él».<br />

3:6 Todo aquel que permanece en él no continúa pecando; todo aquel que continúa<br />

pecando, no le ha visto, ni le ha conocido. Este versículo contrasta al verda<strong>de</strong>ro creyente<br />

con el que nunca ha nacido <strong>de</strong> nuevo. Se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> una manera <strong>de</strong>finida <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro<br />

creyente que no persiste en pecar. Juan no está aquí hablando <strong>de</strong> actos aislados <strong>de</strong> pecado,<br />

sino <strong>de</strong> una conducta continuada, habitual, característica. Este versículo no implica que<br />

cuando un cristiano comete un acto <strong>de</strong> pecado, entonces pier<strong>de</strong> su salvación. Más bien dice<br />

que cuando una persona peca habitualmente, ello es prueba concluyente <strong>de</strong> que nunca ha<br />

sido regenerada.<br />

Naturalmente, se suscita la pregunta: «¿Cuándo es habitual un pecado? ¿Con cuánta<br />

frecuencia tiene que ser cometido para que venga a ser una conducta característica?». Juan<br />

no respon<strong>de</strong> a esto. Lo que hace es poner en guardia a cada creyente, y <strong>de</strong>ja la carga <strong>de</strong> la<br />

prueba sobre el cristiano mismo.<br />

3:7 Ahora bien, los gnósticos, aunque hacían gran<strong>de</strong>s pretensiones acerca <strong>de</strong> su<br />

conocimiento, eran muy <strong>de</strong>scuidados en sus vidas personales. Por ello, Juan aña<strong>de</strong>: Hijitos,<br />

nadie os engañe; el que practica la justicia es justo, como él es justo. Aquí no <strong>de</strong>bería<br />

haber confusión alguna: uno no pue<strong>de</strong> tener vida espiritual y seguir viviendo en pecado. En<br />

cambio, un hombre sólo pue<strong>de</strong> practicar la justicia si tiene la naturaleza <strong>de</strong> Aquel que es<br />

justo.<br />

3:8 Algunos hijos son tan parecidos a sus padres que no se podrían confundir en medio<br />

<strong>de</strong> una multitud. Así suce<strong>de</strong> con los hijos <strong>de</strong> Dios y con los hijos <strong>de</strong>l diablo. El que<br />

practica el pecado es <strong>de</strong>l diablo; porque el diablo peca <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio. Aquí, otra<br />

vez, el pensamiento queda claro. El diablo ha estado practicando el pecado (una conducta<br />

continua y característica) <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el principio, es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer momento en que<br />

pecó. Todos sus hijos le siguen en este camino ancho. Se tendría que añadir aquí que los<br />

hombres se vuelven hijos <strong>de</strong> Dios mediante el nuevo nacimiento, pero no hay nacimiento<br />

en relación con los hijos <strong>de</strong>l diablo. Un hombre se hace hijo <strong>de</strong>l diablo meramente imitando<br />

su conducta, pero nadie es engendrado como hijo <strong>de</strong>l diablo.<br />

En contraste, la venida <strong>de</strong> Jesús fue para <strong>de</strong>shacer (o anular) las obras <strong>de</strong>l diablo. El<br />

Señor habría podido <strong>de</strong>struir al diablo con una sola palabra, pero, en lugar <strong>de</strong> ello, vino a<br />

este mundo para pa<strong>de</strong>cer, <strong>de</strong>rramar Su sangre y morir para anular las obras <strong>de</strong>l diablo. Si<br />

tanto le costó al Salvador quitar el pecado, ¿cuál <strong>de</strong>bería ser la actitud <strong>de</strong> aquellos que han<br />

confiado en Él como Salvador?<br />

3:9 El versículo nueve repite la imposibilidad <strong>de</strong> que uno que sea nacido <strong>de</strong> Dios pueda<br />

persistir en la práctica <strong>de</strong>l pecado. Algunos estudiosos <strong>de</strong> la Biblia creen que este versículo

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!