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Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

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2:11 El mismo Dios que prohibió el adulterio prohibió también el homicidio. Un<br />

hombre pue<strong>de</strong> no ser culpable <strong>de</strong> adulterio y sin embargo pue<strong>de</strong> cometer homicidio. ¿Es<br />

entonces transgresor <strong>de</strong> la ley? ¡Des<strong>de</strong> luego! El espíritu <strong>de</strong> la ley es que <strong>de</strong>bemos amar a<br />

nuestro prójimo como a nosotros mismos. El adulterio es <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego una violación <strong>de</strong><br />

esto, pero también lo es el homicidio. Y también lo es el esnobismo y la discriminación. Si<br />

cometemos cualquiera <strong>de</strong> esos pecados, hemos <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> hacer lo que la ley manda.<br />

LOS DIEZ MANDAMIENTOS<br />

Debemos ahora hacer una pausa en nuestro argumento para consi<strong>de</strong>rar un problema<br />

básico que se suscita en este punto <strong>de</strong>l argumento <strong>de</strong> Santiago. El problema es: «¿Están<br />

los cristianos bajo la ley, o no?». Des<strong>de</strong> luego, parece que Santiago está poniendo los<br />

Diez Mandamientos sobre los creyentes cristianos. Se refiere <strong>de</strong> manera específica a los<br />

mandamientos sexto y séptimo, que prohíben el homicidio y el adulterio. También<br />

sumariza los últimos cinco mandamientos con las palabras «Amarás al prójimo como a ti<br />

mismo». Pero poner a los creyentes bajo la ley, como norma <strong>de</strong> vida, contradice a otras<br />

porciones <strong>de</strong>l <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong>, como Romanos 6:14: «No estáis bajo la ley, sino bajo la<br />

gracia»; Romanos 7:6: «Estamos libres <strong>de</strong> la ley»; Romanos 7:4: «Vosotros habéis<br />

muerto a la ley mediante el cuerpo <strong>de</strong> Cristo» (véase asimismo Gá. 2:19; 3:13, 24, 25; 1<br />

Ti. 1:8, 9; He. 7:19). El hecho <strong>de</strong> que los cristianos no están bajo los Diez Mandamientos<br />

queda expresamente <strong>de</strong>clarado en 2 Corintios 3:7–11.<br />

¿Por qué entonces apremia Santiago la cuestión <strong>de</strong> la ley sobre los creyentes en esta<br />

Era <strong>de</strong> la Gracia? Primero, los cristianos no están bajo la ley como norma <strong>de</strong> vida. Cristo,<br />

no la ley, es el mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l creyente. Don<strong>de</strong> hay ley ha <strong>de</strong> haber también pena. La pena<br />

por quebrantar la ley es la muerte. Cristo murió para pagar la pena <strong>de</strong> la ley quebrantada.<br />

Los que están en Cristo quedan por ello libertados <strong>de</strong> la ley y <strong>de</strong> su pena. Pero hay ciertos<br />

principios <strong>de</strong> la ley que son <strong>de</strong> valor permanente. Esos preceptos se aplican a todas las<br />

personas en todas las épocas. La idolatría, el adulterio, el homicidio y el robo son básica e<br />

inherentemente malos. Son tan malos para los creyentes como para los no creyentes.<br />

A<strong>de</strong>más, nueve <strong>de</strong> los Diez Mandamientos se repiten en las Epístolas. El único que no se<br />

repite es el tocante al sábado. En ninguna parte se manda a los cristianos que guar<strong>de</strong>n el<br />

sábado o séptimo día <strong>de</strong> la semana, porque se trata <strong>de</strong> un mandamiento ceremonial, y no<br />

moral. No era básicamente malo por sí mismo que un judío trabajase el séptimo día. Era<br />

malo sólo porque Dios había apartado aquel día.<br />

Finalmente, se <strong>de</strong>bería mencionar que los nueve mandamientos que se repiten en las<br />

Epístolas no se dan como ley, sino como instrucción en justicia para el pueblo <strong>de</strong> Dios. En<br />

otras palabras, Dios no dice a los cristianos: «Si robas, estás con<strong>de</strong>nado a muerte». O:<br />

«Si cometes un acto <strong>de</strong> inmoralidad, per<strong>de</strong>rás tu salvación». Más bien dice: «Te he<br />

salvado por mi gracia; ahora quiero que vivas una vida santa <strong>de</strong> amor hacia Mí. Si quieres<br />

saber lo que espero <strong>de</strong> ti, lo encontrarás por todo el NT. Allí encontrarás nueve <strong>de</strong> los<br />

Diez Mandamientos repetidos. Pero encontrarás también las enseñanzas <strong>de</strong>l Señor<br />

Jesús, que en realidad <strong>de</strong>mandan una norma <strong>de</strong> conducta más elevada que la que<br />

<strong>de</strong>mandaba la ley». Así que Santiago no está realmente poniendo a los creyentes bajo la<br />

ley y su con<strong>de</strong>nación. No está diciendo: «Si haces acepción <strong>de</strong> personas, estás<br />

quebrantando la ley y por tanto estás con<strong>de</strong>nado a muerte».<br />

2:12 Lo que Santiago está diciendo es: «Como creyentes, no estáis ya más bajo la ley<br />

<strong>de</strong> esclavitud, sino que estáis bajo la ley <strong>de</strong> la libertad —libertad para hacer lo recto—. La<br />

Ley <strong>de</strong> Moisés os exigía amar al prójimo, pero no os daba el po<strong>de</strong>r, y os con<strong>de</strong>naba si<br />

fracasabais. Bajo la gracia, recibís el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> amar al prójimo, y sois recompensados

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