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Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

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y tutores que se encargan <strong>de</strong> su persona. Así, aunque la herencia <strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego le pertenece,<br />

no entra en posesión <strong>de</strong> ella hasta que ha crecido.<br />

4:3 Ésta era la condición <strong>de</strong> los judíos bajo la ley. Eran niños, y estaban bajo las<br />

instrucciones <strong>de</strong> la ley como si fuesen esclavos. Estaban en esclavitud bajo los<br />

rudimentos <strong>de</strong>l mundo, lo cual significa los principios elementales <strong>de</strong> la religión judía.<br />

Las ceremonias y los rituales <strong>de</strong>l judaísmo estaban pensados para aquellos que no conocían<br />

a Dios Padre como ha sido revelado en Cristo. Podríamos encontrar una ilustración <strong>de</strong> ello<br />

en un niño que está aprendiendo los rudimentos <strong>de</strong> la lectura empleando cubos, o<br />

aprendiendo a i<strong>de</strong>ntificar objetos mediante dibujos. La ley estaba llena <strong>de</strong> sombras e<br />

imágenes, lo que atraía los sentidos espirituales mediante lo físico y externo. La<br />

circuncisión es un ejemplo <strong>de</strong> ello. El judaísmo era físico, externo y temporal. El<br />

cristianismo, en cambio, es espiritual, interno y permanente. Aquellos rudimentos externos<br />

eran una forma <strong>de</strong> esclavitud para los niños.<br />

4:4 La plenitud <strong>de</strong>l tiempo se refiere al tiempo señalado por el Padre Celestial en que<br />

los here<strong>de</strong>ros llegarían a la mayoría <strong>de</strong> edad (véase v. 2).<br />

Tenemos aquí, en pocas palabras, una maravillosa <strong>de</strong>claración sobre la <strong>de</strong>idad y<br />

humanidad <strong>de</strong>l Salvador. Él es el Hijo eterno <strong>de</strong> Dios; pero nació <strong>de</strong> mujer. Si Jesús fuese<br />

sólo un hombre, estaría <strong>de</strong> más <strong>de</strong>cir que era nacido <strong>de</strong> mujer. ¿De qué otra manera podría<br />

nacer un mero hombre? La expresión, en el caso <strong>de</strong> nuestro Señor, da testimonio <strong>de</strong> la<br />

singularidad <strong>de</strong> Su Persona y <strong>de</strong>l modo singular <strong>de</strong> Su nacimiento.<br />

Nacido en el mundo como israelita, nació por ello bajo la ley. Como Hijo <strong>de</strong> Dios, el<br />

Señor Jesús jamás hubiera estado bajo la ley; Él era quien la había promulgado. Pero, en<br />

una gracia llena <strong>de</strong> con<strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia, se puso a sí mismo bajo la ley que Él había<br />

promulgado, para po<strong>de</strong>r magnificarla con Su vida, y llevar la maldición <strong>de</strong> la misma con Su<br />

muerte.<br />

4:5 La ley exigía un precio a aquellos que <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> observarla —el precio <strong>de</strong> la<br />

muerte—. Antes que Dios pudiese llevar a los hombres a la maravillosa posición <strong>de</strong> hijos,<br />

se tenía que pagar este precio. De modo que el Señor Jesús, que vino al mundo como<br />

miembro <strong>de</strong> la raza humana y <strong>de</strong> la nación judía, pagó el precio que la ley <strong>de</strong>mandaba. Por<br />

cuanto Él es Dios, Su muerte era <strong>de</strong> infinito valor, es <strong>de</strong>cir, fue suficiente para pagar por<br />

cualquier cantidad <strong>de</strong> pecadores. Por cuanto era Hombre, podía morir como sustituto <strong>de</strong>l<br />

hombre. Dice Govett: «Cristo, Hijo <strong>de</strong> Dios por naturaleza, vino a ser Hijo <strong>de</strong>l Hombre,<br />

para que nosotros, por naturaleza hijos <strong>de</strong>l hombre, pudiésemos llegar a ser hijos <strong>de</strong> Dios.<br />

¡Maravilloso intercambio!».<br />

En tanto que los hombres fuesen esclavos, no podían ser hijos. Cristo los libró <strong>de</strong> la<br />

esclavitud <strong>de</strong> la ley para que pudiesen recibir la adopción <strong>de</strong> hijos. Observemos aquí la<br />

distinción entre llegar a ser un niño <strong>de</strong> Dios y un hijo <strong>de</strong> Dios (cf. Ro. 8:14, Gr. hijos; v. 16,<br />

Gr. niños). El creyente nace en la familia <strong>de</strong> Dios como un niño (véase Jn. 1:12). El énfasis<br />

recae aquí en el hecho <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, no en los privilegios y<br />

responsabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la condición <strong>de</strong> hijo. El creyente es adoptado en la familia como hijo.<br />

Cada cristiano es un hijo en el acto y es introducido a la herencia <strong>de</strong> la que es here<strong>de</strong>ro. De<br />

modo que las instrucciones a los cristianos en el <strong>Nuevo</strong> <strong>Testamento</strong> no suponen infancia<br />

entre los santos. Todos son tratados como hijos maduros.<br />

La adopción en la cultura romana difería <strong>de</strong> la que conocemos en la vida mo<strong>de</strong>rna.<br />

Nosotros pensamos en la adopción como tomar el hijo <strong>de</strong> otra persona como nuestro. Pero

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