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Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

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10:5 En contraste con la <strong>de</strong>bilidad <strong>de</strong> las ofrendas levíticas, llegamos ahora a la fuerza<br />

<strong>de</strong>l superlativo sacrificio <strong>de</strong> Cristo. A modo <strong>de</strong> introducción, se nos permite oír el<br />

soliloquio <strong>de</strong>l Salvador en el tiempo <strong>de</strong> Su encarnación. Citando <strong>de</strong>l Salmo 40, Él observa<br />

la insatisfacción <strong>de</strong> Dios con los sacrificios y ofrendas <strong>de</strong>l Viejo Pacto. Dios mismo había<br />

instituido esos sacrificios, pero nunca los consi<strong>de</strong>ró como su intención última. Nunca<br />

tuvieron el propósito <strong>de</strong> quitar los pecados, sino que estaban dispuestos para señalar más<br />

allá, al Cor<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> Dios que quitaría el pecado <strong>de</strong>l mundo. ¿Podría Dios complacerse en<br />

ríos <strong>de</strong> sangre animal o con montones <strong>de</strong> cadáveres <strong>de</strong> animales?<br />

Otra razón para la insatisfacción <strong>de</strong> Dios es que el pueblo creía que le agradaban<br />

celebrando aquellas ceremonias aunque sus vidas interiores eran pecaminosas y<br />

corrompidas. Muchos <strong>de</strong> ellos llevaban a cabo la rutina <strong>de</strong> los sacrificios sin<br />

arrepentimiento ni contrición. Pensaban que Dios podía ser aplacado con sus sacrificios<br />

animales, mientras que Él quería el sacrificio <strong>de</strong> un corazón contrito. ¡No eran conscientes<br />

<strong>de</strong> que Dios no es ritualista!<br />

Insatisfechos con los anteriores sacrificios, Dios preparó un cuerpo humano para Su<br />

Hijo que formó parte integral <strong>de</strong> Su vida y naturaleza humana. Esto, naturalmente, se<br />

refiere a la insondable maravilla <strong>de</strong> la Encarnación, cuando el Verbo eterno se hizo carne<br />

para, como Hombre, po<strong>de</strong>r morir por los hombres.<br />

Es interesante que la cláusula me preparaste un cuerpo, adaptada <strong>de</strong>l Salmo 40:6, sea<br />

susceptible <strong>de</strong> otros dos significados. En el Salmo se lee en la RVR: «Has abierto mis<br />

oídos», mientras que en la RVR77 se da la otra traducción: «Has horadado mis orejas».<br />

Naturalmente, el oído abierto significa que el Mesías estaba siempre dispuesto a recibir sus<br />

instrucciones <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios y a obe<strong>de</strong>cerlas en el acto. La oreja horadada pue<strong>de</strong> ser una<br />

alusión al esclavo hebreo (Éx. 21:1–6), cuya oreja era horadada con una lezna contra la<br />

puerta como señal <strong>de</strong> que se separaba voluntariamente para su amo para siempre. En Su<br />

Encarnación, el Salvador vino a <strong>de</strong>cir: «Amo a mi señor…, no saldré libre».<br />

10:6 Prosiguiendo la cita <strong>de</strong>l Salmo 40, el Mesías repite que Dios no se complacía en<br />

holocaustos y expiaciones por el pecado. Los animales eran víctimas involuntarias cuya<br />

sangre era impotente para limpiar. Tampoco representaban el <strong>de</strong>seo final <strong>de</strong> Dios. Eran<br />

tipos y sombras que anticipaban el sacrificio <strong>de</strong> Cristo. Y eran impotentes como un fin<br />

propio.<br />

10:7 Lo que dio placer a Dios fue la buena voluntad <strong>de</strong>l Mesías <strong>de</strong> hacer la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios, sin importarle el precio. Y <strong>de</strong>mostró Su bien dispuesta obediencia ofreciéndose a Sí<br />

mismo sobre el altar <strong>de</strong>l sacrificio. Al pronunciar el Señor estas palabras, recordaba que <strong>de</strong><br />

principio a fin el AT daba testimonio <strong>de</strong> Él en Su cordial <strong>de</strong>leite en hacer la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios.<br />

10:8 En los versículos 8–10, el escritor da el significado espiritual <strong>de</strong>l soliloquio. Lo ve<br />

como señalando el fin <strong>de</strong>l antiguo sistema sacrificial y la introducción <strong>de</strong> la una, perfecta,<br />

completa y <strong>de</strong>finitiva ofrenda <strong>de</strong> Jesucristo. Repite luego la cita <strong>de</strong>l Salmo 40 en forma<br />

con<strong>de</strong>nsada para enfatizar el <strong>de</strong>sagrado <strong>de</strong> Dios en los sacrificios que se ofrecen según la<br />

ley.<br />

10:9 Luego el escritor ve significativo el hecho <strong>de</strong> que inmediatamente <strong>de</strong> que Dios<br />

<strong>de</strong>clara su no complacencia con lo viejo, el Mesías se a<strong>de</strong>lanta, por así <strong>de</strong>cirlo, para llevar a<br />

cabo aquello que sí daría complacencia al corazón <strong>de</strong> Su Padre.<br />

La conclusión es que quita lo primero, para establecer lo segundo; es <strong>de</strong>cir, invalida<br />

el viejo sistema <strong>de</strong> ofrendas <strong>de</strong>mandadas por la ley, e introduce Su propio gran sacrificio

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