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Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

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encima <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l sepulcro. Era diferente <strong>de</strong>l sepulcro <strong>de</strong>l Señor Jesús en cuanto a que<br />

ésta había sido tallada en la peña, e indudablemente se podía entrar en ella andando, como<br />

en la la<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> un monte, sin subir o bajar.<br />

11:39 Jesús mandó a los espectadores que quitasen la piedra <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong>l sepulcro.<br />

Podría haberlo hecho Él mismo sencillamente or<strong>de</strong>nándolo <strong>de</strong> palabra. Sin embargo, Dios<br />

no suele hacer por los hombres lo que ellos pue<strong>de</strong>n hacer por sí mismos.<br />

Marta expresó horror ante la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> abrir el sepulcro. Se daba cuenta <strong>de</strong> que el cuerpo<br />

<strong>de</strong> su hermano había estado allí cuatro días, y temía que habría comenzado a<br />

<strong>de</strong>scomponerse. Evi<strong>de</strong>ntemente, no se había embalsamado el cuerpo <strong>de</strong> Lázaro. Debió ser<br />

sepultado el mismo día en que murió, como era la costumbre entonces. El hecho <strong>de</strong> que<br />

Lázaro estuviese en el sepulcro durante cuatro días es importante. No hay posibilidad <strong>de</strong><br />

que estuviese dormido o <strong>de</strong>smayado. Todos los judíos sabían que estaba muerto. Su<br />

resurrección sólo pue<strong>de</strong> ser explicada como un milagro.<br />

11:40 No está claro cuándo Jesús pronunció las palabras <strong>de</strong>l versículo 40. En el<br />

versículo 23 le había dicho que su hermano resucitaría. Pero es indudable que lo que dice<br />

aquí es la substancia <strong>de</strong> lo que le había dicho con anterioridad. Observemos el or<strong>de</strong>n en este<br />

versículo: «creer… ver». Es como si el Señor Jesús hubiese dicho: «Si tan sólo estás<br />

dispuesto a creer, me verás llevar a cabo un milagro que sólo Dios podría llevar a cabo.<br />

Verás la gloria <strong>de</strong> Dios revelada en Mí. Pero primero has <strong>de</strong> creer, y luego verás» .<br />

11:41 La piedra fue así quitada <strong>de</strong>l sepulcro. Antes <strong>de</strong> efectuar este milagro, Jesús<br />

agra<strong>de</strong>ció a Su Padre que hubiese oído Su oración. No se registra ninguna oración <strong>de</strong>l<br />

Señor Jesús en este capítulo, pero es indudable que había estado hablando continuamente<br />

con Su Padre durante todo este tiempo, y orando que el Nombre <strong>de</strong> Dios fuese glorificado<br />

en la resurrección <strong>de</strong> Lázaro. Aquí le da las gracias al Padre anticipando el acontecimiento.<br />

11:42 Jesús oró audiblemente para que la multitud creyese que el Padre le había<br />

enviado, que el Padre le <strong>de</strong>cía lo que hacer y lo que <strong>de</strong>cir, y que siempre actuaba en<br />

perfecta <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Dios Padre. Aquí, una vez más, tenemos enfatizada la unión<br />

esencial <strong>de</strong> Dios Padre y <strong>de</strong>l Señor Jesucristo.<br />

11:43 Éste es uno <strong>de</strong> los pocos casos en el NT don<strong>de</strong> se dice que el Señor Jesús clamó<br />

a gran voz. Algunos han sugerido que si no hubiese mencionado a Lázaro por nombre,<br />

¡habrían salido todos los muertos <strong>de</strong> sus sepulcros!<br />

11:44 ¿Cómo salió Lázaro? Algunos piensan que salió bamboleándose <strong>de</strong>l sepulcro;<br />

otros creen que se arrastró sobre sus manos y rodillas; otros observan que su cuerpo habría<br />

estado envuelto y apretado en lienzos sepulcrales y que le habría sido imposible salir por su<br />

propio po<strong>de</strong>r. Sugieren que su cuerpo salió por el aire hasta que sus pies tocaron tierra<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l Señor Jesús. El hecho <strong>de</strong> que su rostro estuviese envuelto en un sudario se<br />

aña<strong>de</strong> como prueba adicional <strong>de</strong> que había estado muerto. Nadie podría haber vivido cuatro<br />

días con el rostro envuelto con un sudario como aquel. De nuevo el Señor movilizó la<br />

ayuda <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más or<strong>de</strong>nándoles que <strong>de</strong>satasen a Lázaro y lo <strong>de</strong>jasen ir. Sólo Cristo pue<strong>de</strong><br />

resucitar a los muertos, pero nos da a nosotros la tarea <strong>de</strong> eliminar las piedras <strong>de</strong> tropiezo y<br />

<strong>de</strong> <strong>de</strong>satar las vendas sepulcrales <strong>de</strong>l prejuicio y <strong>de</strong> la superstición.<br />

G. Judíos creyentes e incrédulos (11:45–47)

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