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Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

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R. Una Gentil recibe Bendición por su Fe (7:24–30)<br />

7:24–25 En el anterior inci<strong>de</strong>nte Jesús mostró que todos los alimentos son limpios.<br />

Aquí <strong>de</strong>muestra que los gentiles ya no son más comunes o impuros. Jesús se dirigió ahora<br />

al noroeste, a las cercanías <strong>de</strong> Tiro y Sidón, también conocida como Sirofenicia. Intentó<br />

entrar en una casa <strong>de</strong> incógnito, pero Su fama le había precedido, y Su presencia fue pronto<br />

conocida. Una mujer gentil acudió ante Él, pidiéndole ayuda para su hija, que estaba<br />

en<strong>de</strong>moniada.<br />

7:26 Hemos <strong>de</strong> <strong>de</strong>stacar que se trataba <strong>de</strong> una mujer griega, no judía. Los judíos, el<br />

pueblo escogido <strong>de</strong> Dios, ocupaban un puesto privilegiado ante Dios. Él había hecho unos<br />

maravillosos pactos con ellos, les había confiado las Escrituras, y vivió con ellos en el<br />

tabernáculo, y luego en el templo. Por contra, los gentiles eran ajenos a la ciudadanía <strong>de</strong><br />

Israel, extraños a los pactos y a las promesas, sin Cristo, sin esperanza y sin Dios en el<br />

mundo (Ef. 2:11, 12). Jesús había venido primariamente a la nación <strong>de</strong> Israel. Es importante<br />

saber esto a fin <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r Sus tratos con la mujer sirofenicia. Cuando ella le pidió que<br />

arrojase <strong>de</strong> su hija al <strong>de</strong>monio, Él pareció rechazarla.<br />

7:27 Jesús <strong>de</strong>cía que los hijos (los israelitas) <strong>de</strong>bían saciarse primero, ya que no era<br />

apropiado tomar el pan <strong>de</strong> los hijos y echarlo a los perrillos (los gentiles). Pue<strong>de</strong> parecer<br />

duro, pero era una prueba <strong>de</strong> su arrepentimiento y fe. Su ministerio, por entonces, se dirigía<br />

a los judíos. Como gentil, ella no tenía ningún <strong>de</strong>recho ni a Él ni a Sus beneficios.<br />

¿Reconocería ella esta verdad?<br />

7:28 Lo hizo, diciendo: «Cierto, Señor. Soy sólo una perrilla gentil. Pero veo que los<br />

cachorrillos comen migajas que los niños <strong>de</strong>jan caer <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la mesa. Esto es todo lo<br />

que pido, ¡algunas migajas que que<strong>de</strong>n <strong>de</strong> tu ministerio a los judíos!».<br />

7:29–30 Esta fe era notable. Jesús la recompensó en el acto sanando a la muchacha a<br />

distancia. Cuando llegó a su casa, su hija se había recuperado totalmente.<br />

S. Un Sordomudo sanado (7:31–37)<br />

7:31–32 Des<strong>de</strong> la costa <strong>de</strong>l Mediterráneo, nuestro Señor se dirigió a la costa oriental <strong>de</strong>l<br />

Mar <strong>de</strong> Galilea —la zona conocida como Decápolis—. Allí tuvo lugar un inci<strong>de</strong>nte que se<br />

registra sólo en el Evangelio <strong>de</strong> Marcos. Unos amigos preocupados le trajeron un sordo<br />

que, a<strong>de</strong>más, hablaba con dificultad. Quizá este impedimento estaba causado por una<br />

<strong>de</strong>formidad física o por el hecho <strong>de</strong> que al no haber oído nunca los sones con claridad, no<br />

los podía reproducir correctamente. En todo caso, es una figura <strong>de</strong>l pecador, sordo a la voz<br />

<strong>de</strong> Dios y por ello mismo incapaz <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r hablar a otros acerca <strong>de</strong> Él.<br />

7:33–34 Jesús tomó en primer lugar al hombre a solas, <strong>de</strong>spués metió sus <strong>de</strong>dos en los<br />

oídos <strong>de</strong> él, y escupiendo le tocó la lengua, diciéndole así, mediante una especie <strong>de</strong><br />

lenguaje por signos, que iba a abrirle los oídos y a <strong>de</strong>satarle la lengua. Acto seguido Jesús<br />

miró al cielo, indicando que Su po<strong>de</strong>r procedía <strong>de</strong> Dios. Su suspiro expresó Su dolor por el<br />

sufrimiento que el pecado ha atraído sobre la humanidad. Finalmente, dijo Efatá, la palabra<br />

aramea que significa ábrete.<br />

7:35–36 Este hombre obtuvo <strong>de</strong> inmediato el oído y habla normales. El Señor pidió a la<br />

gente que no difundiesen este milagro, pero ellos <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cieron Su or<strong>de</strong>n. La<br />

<strong>de</strong>sobediencia nunca se pue<strong>de</strong> justificar, por muy bienintencionadas que sean las personas.

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