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Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

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Una segunda posible interpretación <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Jesús es como advertencia en<br />

contra <strong>de</strong> la soberbia. Es como si estuviese diciendo: «Sí, os sentís entusiasmados porque<br />

hasta los <strong>de</strong>monios os han estado sujetos. Pero recordad —la soberbia es el pecado<br />

primordial—. Fue la soberbia lo que hizo caer a Lucifer y que sea echado <strong>de</strong>l cielo. Ved<br />

que evitéis este peligro».<br />

10:19 El Señor había dado a Sus discípulos potestad contra las fuerzas <strong>de</strong>l mal. Habían<br />

recibido inmunidad <strong>de</strong> todo daño durante su misión. Esto es cierto <strong>de</strong> todos los siervos <strong>de</strong><br />

Dios; todos están protegidos.<br />

10:20 Sin embargo, no <strong>de</strong>bían regocijarse por su po<strong>de</strong>r sobre los espíritus, sino en su<br />

propia salvación. Éste es el único caso registrado en el que el Señor les dijo a Sus<br />

discípulos que no se regocijasen. Hay sutiles peligros conectados con el éxito en el servicio<br />

cristiano, mientras que el hecho <strong>de</strong> que nuestros nombres están escritos en los cielos nos<br />

recuerda nuestra infinita <strong>de</strong>uda a Dios y a Su Hijo. Hay seguridad en regocijarse en la<br />

salvación por la gracia.<br />

10:21 Rechazado por la masa <strong>de</strong>l pueblo, Jesús contempló a Sus humil<strong>de</strong>s seguidores y<br />

se regocijó en el Espíritu, agra<strong>de</strong>ciendo al Padre Su incomparable sabiduría. Los setenta<br />

no eran los sabios y entendidos <strong>de</strong> este mundo. No eran ni los intelectuales ni los eruditos.<br />

¡Eran como los niños <strong>de</strong> pecho! Pero eran como bebés con fe, <strong>de</strong>voción e implícita<br />

obediencia. Los intelectuales eran <strong>de</strong>masiado sabios, <strong>de</strong>masiado penetrantes, <strong>de</strong>masiado<br />

inteligentes para su propio bien. Su soberbia los cegaba a la verda<strong>de</strong>ra valía <strong>de</strong>l amado Hijo<br />

<strong>de</strong> Dios. Es por medio <strong>de</strong> los bebés que Dios pue<strong>de</strong> obrar con la mayor eficacia. Nuestro<br />

Señor se sentía feliz por todos aquellos que el Padre le había dado, y por este éxito inicial<br />

<strong>de</strong> los setenta, que pre<strong>de</strong>cía la eventual caída final <strong>de</strong> Satanás.<br />

10:22 Todas las cosas fueron entregadas al Hijo por el Padre, sean las cosas <strong>de</strong>l<br />

cielo, <strong>de</strong> la tierra o <strong>de</strong> <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tierra. Dios ha puesto todo el universo bajo la autoridad<br />

<strong>de</strong> Su Hijo. Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre. Hay un misterio relacionado con<br />

la Encarnación que nadie sino el Padre pue<strong>de</strong> son<strong>de</strong>ar. Cómo Dios pudo llegar a ser<br />

Hombre y a morar en un cuerpo humano está más allá <strong>de</strong> la comprensión <strong>de</strong> la criatura.<br />

Nadie conoce quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.<br />

Dios también está más allá <strong>de</strong> la comprensión humana. El Hijo lo conoce perfectamente, y<br />

el Hijo lo ha revelado a los débiles, a los pobres y a los menospreciados que tienen fe en Él<br />

(1 Co. 1:26–29). Los que han visto al Hijo han visto al Padre. El Hijo unigénito que está en<br />

el seno <strong>de</strong>l Padre, Él ha revelado plenamente al Padre (Jn. 1:18).<br />

Kelly dice: «El Hijo revela al Padre; pero la mente <strong>de</strong>l hombre siempre se fragmenta<br />

cuando intenta <strong>de</strong>sentrañar el insoluble enigma <strong>de</strong> la gloria personal <strong>de</strong> Cristo».<br />

10:23–24 Aparte, el Señor les dijo a los discípulos que estaban viviendo en una época<br />

<strong>de</strong> privilegio sin prece<strong>de</strong>ntes. Los profetas y reyes <strong>de</strong>l AT <strong>de</strong>searon ver los días <strong>de</strong>l<br />

Mesías, pero no los vieron. Aquí, el Señor Jesús <strong>de</strong>clara ser Aquel que esperaban los<br />

profetas <strong>de</strong>l AT —el Mesías—. Los discípulos tenían el gran privilegio <strong>de</strong> ver los milagros<br />

y oír la enseñanza <strong>de</strong> la Esperanza <strong>de</strong> Israel.<br />

E. El intérprete <strong>de</strong> la ley y el Buen Samaritano (10:25–37)<br />

10:25 El intérprete <strong>de</strong> la ley, un experto en las enseñanzas <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Moisés,<br />

probablemente no fue sincero en su pregunta. Estaba intentando atrapar al Salvador,

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