Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

V. ADVERTENCIA CONTRA LOS FALSOS MAESTROS (3:1–3).
VI. RENUNCIA DE PABLO DE SU HERENCIA Y LOGROS PERSONALES POR
CAUSA DE CRISTO (3:4–14)
VII. EXHORTACIÓN A UN ANDAR CELESTIAL, COMO LO EJEMPLIFICA EL
APÓSTOL (3:15–21)
VIII. LLAMAMIENTO A LA ARMONÍA, A LA AYUDA MUTUA, AL GOZO, A LA
PACIENCIA, A LA ORACIÓN, Y A UNA VIDA MENTAL DISCIPLINADA (4:1–9)
IX. LAS GRACIAS DE PABLO POR LOS DONES FINANCIEROS DE LOS
SANTOS (4:10–20)
X. SALUDOS FINALES (4:21–23)
Comentario
I. SALUTACIÓN DE PABLO, ALABANZA Y ORACIÓN
(1:1–11)
1:1 Pablo y Timoteo aparecen juntos al comienzo de esta Epístola. Esto no significa que
Timoteo ayudase a escribir la Carta. Había estado con Pablo en su primera visita a Filipos,
de modo que los santos allá le conocían. Ahora Timoteo está con Pablo al comenzar el
apóstol a redactar esta Carta.
Pablo era ahora un hombre anciano (Flm. 9), mientras que Timoteo seguía siendo
bastante joven. Así estaban uncidas juntas la juventud y la ancianidad en el servicio del
Mejor de los amos. Jowett lo expresa de manera grata: «Es la unión de la primavera y del
otoño; del entusiasmo y de la experiencia; del impulso y de la sabiduría; de la tierna
esperanza y de la tranquila y rica certidumbre».
Ambos se describen como siervos de Jesucristo. Ambos amaban a su Señor. Los
vínculos del Calvario los ligaban para siempre al servicio de su Salvador.
La Carta se dirige a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los
obispos y diáconos. La palabra todos aparece bastantes veces en esta Epístola. El afectuoso
interés de Pablo se proyectaba sobre todos los miembros del pueblo de Dios.
Los santos en Cristo Jesús que están en Filipos describe la posición dual de los
creyentes. En cuanto a su posición espiritual, habían sido apartados por Dios en Cristo
Jesús. En cuanto a su situación geográfica, estaban en Filipos. ¡Dos lugares a la vez!
Entonces el apóstol menciona a los obispos y a los diáconos. Los obispos eran los
ancianos o supervisores en la asamblea —aquellos que tenían un interés pastoral en la grey
de Dios y que la conducían con su ejemplo piadoso—. Los diáconos, en cambio, eran los
siervos de la iglesia, y estaban probablemente ocupados con sus asuntos materiales, como
las finanzas, etc.
Había sólo estos tres grupos en la iglesia —santos, obispos y diáconos—. Si hubiese
existido un clérigo que presidiese, Pablo también lo habría mencionado. En lugar de ello,
sólo habla de obispos (en plural) y de diáconos (también en plural).
Aquí tenemos una notable imagen de la sencillez de la vida de la iglesia en los primeros
tiempos. Los santos son mencionados en primer lugar, luego sus guías espirituales, y por
fin sus siervos en cosas temporales. ¡Esto es todo!