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Nuevo Testamento - iglesia bautista getsemani de montreal

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el apóstol a los judíos, se <strong>de</strong>be observar que esto no impedía que ministrase a los gentiles.<br />

Es cosa cierta que Pablo, el apóstol a los gentiles, pasaba tiempo ministrando a los judíos.<br />

1:2 Los receptores <strong>de</strong> la carta son adicionalmente <strong>de</strong>signados mediante una cuádruple<br />

progresión <strong>de</strong> su salvación que implica a las tres Personas <strong>de</strong> la Trinidad.<br />

Primero, fueron elegidos según la presciencia <strong>de</strong> Dios Padre. Esto significa que en<br />

una eternidad pasada, Dios los eligió para que le perteneciesen. La doctrina <strong>de</strong> la elección<br />

divina no es siempre popular, pero tiene esta virtud: <strong>de</strong>ja que Dios sea Dios. Los intentos <strong>de</strong><br />

hacerla aceptable al hombre sólo consiguen <strong>de</strong>traer <strong>de</strong> la soberanía <strong>de</strong> Dios. Cualquier<br />

dificultad en conciliar la elección divina con la responsabilidad humana existe sólo en la<br />

mente <strong>de</strong>l hombre, no en la <strong>de</strong> Dios. La Biblia enseña ambas doctrinas, y <strong>de</strong>beríamos creer<br />

las dos. La verdad se encuentra en ambos extremos, no en algún punto intermedio.<br />

La elección <strong>de</strong> Dios es <strong>de</strong>scrita como siendo según Su presciencia. Algunos entien<strong>de</strong>n<br />

esto como significando que Dios eligió a aquellos que Él sabía que confiarían en el<br />

Salvador. Otros dicen que Dios sabía muy bien que si eran <strong>de</strong>jados a sí mismos, ninguno<br />

entre los pecadores confiaría en el Salvador, <strong>de</strong> modo que en Su presciencia <strong>de</strong>signó a<br />

ciertos <strong>de</strong> ellos para que fuesen trofeos <strong>de</strong> Su gracia. Aunque en la elección <strong>de</strong> Dios hay un<br />

inenarrable misterio, po<strong>de</strong>mos estar seguros <strong>de</strong> que no hay nada injusto en ello.<br />

El segundo paso en la salvación es la santificación <strong>de</strong>l Espíritu. Este aspecto <strong>de</strong> la<br />

santificación tiene lugar antes <strong>de</strong> la conversión. Es un ministerio <strong>de</strong>l Espíritu Santo por el<br />

que Él aparta a personas para que pertenezcan a Dios (véase también 2 Ts 2:13).<br />

Lógicamente sigue a la elección por parte <strong>de</strong> Dios Padre. En la eternidad Dios conoció<br />

anticipadamente y eligió a hombres. En el tiempo el Espíritu Santo opera para hacer esta<br />

elección real en las vidas <strong>de</strong> las personas afectadas.<br />

El tercer paso en la salvación <strong>de</strong>l alma es la respuesta <strong>de</strong>l pecador a la obra <strong>de</strong>l Espíritu<br />

Santo. Es <strong>de</strong>scrita como la actitud <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a Jesucristo. Eso significa la obediencia al<br />

evangelio por el arrepentimiento <strong>de</strong> los pecados y la recepción <strong>de</strong> Cristo como Salvador. El<br />

concepto <strong>de</strong>l evangelio como algo que <strong>de</strong>be obe<strong>de</strong>cerse es común en el NT (véase Ro. 2:8;<br />

2 Ts. 1:8).<br />

Finalmente, hay el acto <strong>de</strong> ser rociados con Su sangre. No <strong>de</strong>bemos tomar esto con<br />

una literalidad absoluta e insistir en que cuando una persona es salva, es realmente rociada<br />

con la sangre <strong>de</strong> Jesús. Esto es lenguaje figurado. Lo que sí dice es que tan pronto como<br />

una persona obe<strong>de</strong>ce el evangelio, recibe todos los beneficios que emanan <strong>de</strong>l<br />

<strong>de</strong>rramamiento <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> Cristo en el Calvario. La sangre <strong>de</strong>l Salvador fue <strong>de</strong>rramada<br />

una vez por todas hace más <strong>de</strong> 1.900 años; nunca volverá a ser <strong>de</strong>rramada. Pero recibimos<br />

el perdón, la re<strong>de</strong>nción y las otras innumerables bendiciones que emanan <strong>de</strong> aquel torrente<br />

carmesí tan pronto como creemos en Él.<br />

Tras reseguir los cuatro pasos en el nacimiento espiritual <strong>de</strong> su lector, Pedro <strong>de</strong>sea<br />

ahora que les sean multiplicadas la gracia y la paz. Ya han experimentado la gracia <strong>de</strong><br />

Dios en salvación y la resultante paz con Dios. Pero necesitarán cada día gracia o fortaleza<br />

para la vida cristiana, y paz en medio <strong>de</strong> una sociedad turbulenta. Eso es lo que el apóstol<br />

<strong>de</strong>sea para ellos aquí en la más plena abundancia. James Denney dijo que «la gracia es la<br />

primera y última palabra <strong>de</strong>l Evangelio; y la paz —sanidad espiritual perfecta— es la obra<br />

consumada <strong>de</strong> la gracia».<br />

B. Su posición como creyente (1:3–12)

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