2010_CEOCB_monografia Apaseo el grande.pdf - Inicio
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<strong>Apaseo</strong> <strong>el</strong> Grande La Primera Frontera<br />
190<br />
Pero en vez de dirigirnos a esta fábrica tomaremos un camino vecinal que comienza al<br />
lado de esta planta industrial y continuemos, pasamos por la comunidad de Obraju<strong>el</strong>o y seis<br />
kilómetros ad<strong>el</strong>ante nos encontramos en pueblo de San Migu<strong>el</strong> de Istla (que en lengua nahua significa<br />
"entre los pedernales"). El pueblo está enclavado al fondo de una cañada y cruzado longitudinalmente<br />
por un arroyo, que provee de humedad a las huertas de aguacate y a una vegetación de<br />
tipo mediterráneo, propia de clima templado.<br />
En este marco natural se encuentra un caso singular de arquitectura vernácula: Las<br />
capillas de Istla.<br />
La singularidad a la que se hace referencia corresponde a la presencia de un gran<br />
número de capillas oratorios, que se alzan en una localidad cuya población actual ronda los 1,300<br />
habitantes distribuidos en una superficie de cuatro kilómetros cuadrados. Las capillas no obstante<br />
<strong>el</strong> olvido, <strong>el</strong> desconocimiento y la indiferencia aun se conservan como un caso especial de la<br />
producción arquitectónica r<strong>el</strong>igiosa d<strong>el</strong> siglo XVIII.<br />
Quien visita <strong>el</strong> sitio se plantea una serie de preguntas tales como: ¿Quiénes eran sus<br />
constructores?, ¿A qué obedeció su construcción?, ¿Cuantas eran inicialmente? y ¿Cuáles eran sus<br />
advocaciones?<br />
Indudablemente sus constructores eran indígenas ñahños -mal llamados otomíes-,<br />
descendientes de aqu<strong>el</strong>los que, aliados con los españoles, conquistaron <strong>el</strong> Bajío.<br />
A algunos de <strong>el</strong>los se les concedió permiso de fundar en 1550, justo en <strong>el</strong> momento de<br />
estallar la Guerra Chichimeca una colonia militar -<strong>el</strong> actual pueblo de Istla- sobre lo que era la ruta<br />
d<strong>el</strong> primitivo camino de San Migu<strong>el</strong> de Allende a Querétaro, según describe <strong>el</strong> mapa sobreviviente<br />
de la R<strong>el</strong>ación de las Villas de San Migu<strong>el</strong> y San F<strong>el</strong>ipe, <strong>el</strong>aborado alrededor d<strong>el</strong> año de 1580.<br />
La práctica de construir capillas-oratorio anexa a la habitación corresponde a una<br />
característica r<strong>el</strong>igiosa de los pueblos otomí y mazahua, precisamente las naciones indígenas que<br />
colonizaron esta región, -las vegas de los ríos Querétaro y Huimilpan, arroyo de Istla, Río de<br />
<strong>Apaseo</strong> y Río de la Laja- como consecuencia de la expansión posthispanica y en alianza con los<br />
españoles.<br />
La capilla oratorio es pues una práctica r<strong>el</strong>igiosa propia, anterior a la cristianización de<br />
los otomíes, y que en tiempos paganos se ofrecía a un dios personalizado de un oficio o fuerza<br />
natural o al dios patrón de cada comunidad.<br />
No hay razones para creer que la evang<strong>el</strong>ización, especialmente de un pueblo aliado,<br />
impidiera la continuación de la práctica de erigir capillas-oratorio, ahora en honor d<strong>el</strong> Dios de los<br />
Cristianos y sus diversos atributos y de ciertos santos, particularmente San Migu<strong>el</strong> Arcáng<strong>el</strong>, <strong>el</strong>