ACTAS DEL CONGRESO CNLSE
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PONENCIAS Y COMUNICACIONES <strong>DEL</strong> <strong>CONGRESO</strong> <strong>CNLSE</strong> SOBRE ADQUISICIÓN,<br />
APRENDIZAJE Y EVALUACIÓN DE LA LENGUA DE SIGNOS ESPAÑOLA 2014 139<br />
cuentan las lenguas orales. Las primeras investigaciones que aparecen se dedican al estudio de la<br />
estructura de la Lengua de Signos Americana (ASL) y fueron realizadas en 1960 por William Stokoe. En<br />
nuestro país las primeras investigaciones lingüísticas sobre la LSE aparecieron en 1992 de la mano de<br />
Mª Ángeles Rodríguez. Esto hace que todavía existan muchas incógnitas en cuanto a la estructura lingüística<br />
y a la organización interna de la lengua de signos española (Álvarez, Juncos, Caamaño, Justo,<br />
Costa, Fernández, et al., 2002; Lineros, Soto, López, Martínez y Nogueira, 2012). Una consecuencia<br />
directa de la escasez de investigaciones sobre las lenguas de signos es la falta de datos evolutivos<br />
sobre la adquisición de los componentes lingüísticos de la LSE.<br />
Estos datos contrastan con los numerosos trabajos de investigación que existen sobre otras lenguas<br />
de signos y sobre la adquisición y desarrollo de las mismas en niños sordos (véase por ejemplo:<br />
Schick, 2011; Singleton y Supalla, 2011; Meir, Sandler, Padden y Aronoff, 2010; Harris, 2010; Morgan,<br />
Herman, Barriere y Woll, 2008; Morgan y Woll, 2007; Mayberry y Squires, 2006).<br />
En nuestro país, aún hoy en día, las evaluaciones sobre el desarrollo comunicativo de las personas<br />
sordas en contexto educativo se llevan a cabo elaborando descripciones de los aspectos y elementos<br />
que cada profesional considera relevantes o con traducciones de pruebas para la valoración<br />
lingüística y comunicativa de las lenguas orales, que casi nunca se adaptan totalmente a las peculiaridades<br />
y particularidades de este colectivo (Lederberg y Spencer, 2001). En este sentido, en los<br />
últimos años se están impulsando iniciativas para adaptar y estandarizar, en su caso, test procedentes<br />
de lenguas orales u otras lenguas de signos a la LSE. Tal es el caso de un proyecto de investigación<br />
dirigido a la adaptación del Inventario de Desarrollo Comunicativo (CDI) de MacArthur-Bates<br />
(Pérez, Valmaseda, de la Fuente, Montero y Mostaert, enviado para su publicación; Rodríguez et al.,<br />
no publicado).<br />
Es importante señalar que la mayoría de estas pruebas se centran en la evaluación de un componente<br />
específico de la lengua de signos, como su morfología, léxico o estructura gramatical. Pero muy pocos<br />
(por ejemplo, Signed Language Development Checklist (Mounty, 1993, 1994) se dedican a hacer una<br />
evaluación más exhaustiva de todos los aspectos que tienen que ver con las competencias lingüísticas<br />
(fonología, morfología, sintaxis, semántica y pragmática). Por otra parte, muchas de ellas son<br />
muy costosas en lo que se refiere al tiempo que se requiere, tanto para realizar la evaluación como<br />
para completar su corrección (en algunas, incluso, es necesario utilizar grabaciones que luego se han<br />
de analizar).<br />
En este sentido, los centros educativos bilingües necesitamos contar con instrumentos que permitan<br />
a los profesionales tener un primer perfil de la adquisición de las competencias lingüísticas en LSE<br />
que comprenda los aspectos más importantes del desarrollo del lenguaje. Además, estas herramientas<br />
deben ser ágiles a la hora de su evaluación y corrección.<br />
Algunos de los autores de este trabajo han participado en la elaboración de un inventario de competencias<br />
lingüísticas de la LSE (Ardura, Huertas y Nieto, en prensa) que permite una valoración de<br />
competencias comunicativas en LSE con el fin de detectar puntos fuertes y débiles en los niños que<br />
aprenden esta lengua a partir del análisis que hacen los profesores que trabajan con ellos.