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ACTAS DEL CONGRESO CNLSE

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PONENCIAS Y COMUNICACIONES <strong>DEL</strong> <strong>CONGRESO</strong> <strong>CNLSE</strong> SOBRE ADQUISICIÓN,<br />

APRENDIZAJE Y EVALUACIÓN DE LA LENGUA DE SIGNOS ESPAÑOLA 2014 53<br />

Cualquier ocasión es buena para signar. No se trata de dar clases sino de incorporar los signos a la<br />

rutina diaria del bebé, al principio cada contexto o cada actividad provocará unos signos determinados.<br />

La reiteración facilitará al bebé la asociación de signo-concepto-palabra, después aparecerán los<br />

primeros conatos de imitación y finalmente será el bebé quien tome la iniciativa. Los momentos más<br />

emocionantes son cuando sin que medie el objeto y sin que en principio nada pueda provocar que se<br />

hable de él, el bebé lo nombre, bien porque lo esté demandando o bien porque en su pensamiento<br />

algo provoque que se refiera al objeto.<br />

Que el bebé tome la iniciativa en una conversación es sin duda la constatación de que signar favorece<br />

el desarrollo. Signar COMER a la hora de la comida es casi natural, avisar al bebé de que vamos a<br />

comer facilita el establecimiento de la rutina y su incorporación, y a su vez que pueda asociar comer<br />

cuando siente hambre o quiera algo. Signar COMER cuando algún personaje del cuento esté comiendo<br />

favorecerá procesos de identificación con los protagonistas del cuento, que también comen como<br />

él. Estas asociaciones y rutinas permitirán que en contextos distintos el bebé signe COMER por propia<br />

iniciativa e interés. Y al contrario, signar por ejemplo PATO cuando jugamos con el pato a la hora del<br />

baño o cuando lo vemos en sus cuentos, tal vez provoque que a la hora de comer el bebé quiera que<br />

hablemos también del PATO.<br />

Todos sabemos que a los bebés hay que hablarles siempre con naturalidad (independientemente de<br />

la lengua escogida), sin embargo, hay ciertas fórmulas que se repiten continuamente en todos los<br />

contextos. En el baño (por continuar con el ejemplo) antes de darle el pato, y con el pato en la mano<br />

¡Mira, el PATO!, se lo acercamos ¿quieres el PATO?, se lo damos, toma el PATO. Con toda seguridad<br />

llegará un momento en el que PATO forme parte de su repertorio léxico. Quien dice PATO, dice LECHE,<br />

LUZ, AGUA, BIBE, CHUPETE, MUÑECO, etc.<br />

Por otra parte hay ciertos momentos mágicos para la comunicación con los bebés y son ciertas miradas<br />

que todos interpretamos como que nos entendemos. García (2003: 26-28) habla de tres tipos de<br />

miradas que nos ayudan a saber que los más pequeños se encuentran receptivos y, por lo tanto, que<br />

estamos ante un momento oportuno para la introducción de signos: Miradas expresivas que ocurren<br />

cuando el pequeño tiene una necesidad, por ejemplo, cuando ha terminado la comida del plato, un<br />

buen momento para introducir el signo de MÁS preguntándole: ¿Quieres MÁS?; miradas que ocurren<br />

por azar que, son miradas que intercambiamos sin razón aparente, momentos en los que el pequeño<br />

está receptivo, podríamos introducir el signo de algún objeto que haya en la habitación que llame su<br />

atención (un libro, una pelota, etc.); por último, miradas puntuales que ocurren cuando ambos (bebé<br />

y adulto) miran a la vez algo determinado, un gato por ejemplo, una oportunidad para introducir el<br />

signo GATO.<br />

Y si en este momento hemos respondido a ¿y cuándo empezamos? Quizás también tengamos que<br />

responder al ¿y cuándo terminamos?. «Entiéndelo antes de hablar» se elabora con un objetivo final:<br />

mejorar la comunicación de los más pequeños con sus mayores durante ese período de tiempo en el<br />

que aún no saben hablar. De esta forma, una vez que el pequeño haya adquirido el habla, en principio<br />

los signos ya no son necesarios para la comunicación. Ahora bien, una vez que estos se han integrado<br />

en la realidad de las familias y las escuelas es muy difícil no recurrir a ellos a lo largo del tiempo, ya no

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