LINGUAE VASCONUM PRIMITIAE - Euskaltzaindia

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76 Al que estuviera en tu lugar darías buenos consejos;
pues bien, aconséjate ahora a tí mismo,
no vaya a sucederte lo que al candil:
se consume a sí mismo iluminando a los demás.
80 Si han cometido contra tí una grave injusticia,
encomienda todo tu negocio a Dios.
El dará su merecido a todos:
gran castigo a los malhechores, gloria a los sufridos.
84 No te condenes a tí mismo por causa del rencor,
deseando que sobrevenga el mal al malvado.
En eso infieres grave injuria a Dios,
pues le conviertes en verdugo y a tí en juez.
88 Si tú juzgas en algo al enemigo,
estás con ello condenándote a tí mismo,
con la particularidad de que nada podrá excusarte.
Díme dónde hay alguien que sea inocente.
92 [Dios mío! tengo una gran congoja en este momento:
la gente está siendo ejecutada en la ciudad.
Para que yo, inocente, no muera en la cárcel,
proporcióname, por favor, el medio de salir con vida,
para que el enemigo no se ría de mí por la espalda:
«Ha perdido allí su vida porque era reo de culpa».
98 Así como la libertad es el mayor de los bienes,
así la cárcel es el mayor de los males.
Por favor, que nadie se llame a engaño como yo,
que nadie confíe en las palabras de nadie.
¡Dios mío! Defiende tú también mi derecho.
Amén.