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Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

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<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />

SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />

—¡Buenas noticias! —canturreó. —¡El médico dice que esta vez serán trillizos!<br />

Alex volvió a dirigirle la palabra cuando llegaron al nuevo recinto. Cuando bajó de la camioneta<br />

y empezó a desenganchar la caravana, le dijo a Daisy que no volvería a trabajar con los animales.<br />

Que debía dedicarse a cosas más ligeras, como ordenar el vestuario y, claro está, aparecer en el<br />

desfile todas las noches.<br />

Ella lo miró con el ceño fr<strong>un</strong>cido.<br />

—Pensaba que te alegraría no tener que trabajar tan duro —dijo él. —¿Qué es lo que te parece<br />

mal ahora?<br />

—¿Por qué has esperado hasta esta mañana para aligerar mis tareas?<br />

—Por ning<strong>un</strong>a razón en particular.<br />

—¿Seguro?<br />

—Déjate de rodeos y dime qué estás pensando.<br />

—Me siento como <strong>un</strong>a prostituta a la que están pagando por los servicios prestados.<br />

—Vaya ridiculez. Había tomado la decisión antes de que nos acostáramos j<strong>un</strong>tos. Además,<br />

quién dice que tendría que pagarte. Creo sin duda alg<strong>un</strong>a que mi actuación fue buenísima.<br />

Ella no picó el anzuelo.<br />

—Dije que me ocuparía de las fieras y eso es lo que haré.<br />

—Y yo te digo que no tienes por qué hacerlo.<br />

—Y yo digo que quiero hacerlo. —Era cierto. Tras su experiencia con los elefantes, sabía que<br />

sería <strong>un</strong> trabajo duro, pero no podía ser peor de lo que ya había sido.<br />

Había sobrevivido. Había recogido estiércol hasta que le salieron ampollas en las manos, había<br />

transportado pesadas carretillas y había sido golpeada por malhumorados elefantitos. Se había<br />

enfrentado al miedo y todavía seguía en pie —magullada, tal vez— pero con la cabeza bien alta.<br />

El la miró con <strong>un</strong>a mezcla de incredulidad y algo que casi parecía admiración, a<strong>un</strong>que Daisy<br />

sabía que no podía ser eso.<br />

—¿Por qué no me haces caso y dejas correr el tema?<br />

Daisy se mordisqueó el labio inferior y fr<strong>un</strong>ció el ceño.<br />

—Mira, no sé qué me deparará el futuro, me limito a vivir el día a día. Ahora mismo lo único<br />

que tengo claro es que tengo que hacerlo.<br />

—Daisy, es demasiado trabajo.<br />

—Lo sé. —Sonrió. —Por eso tengo que hacerlo.<br />

Alex la observó <strong>un</strong> buen rato y luego, para sorpresa de Daisy, inclinó la cabeza y la besó. Allí<br />

mismo, en mitad del recinto, con todos yendo de <strong>un</strong> lado para otro, con Brady y sus hijos<br />

ensayando sus saltos acrobáticos y Heather haciendo equilibrios a su lado. En medio de todo eso<br />

le dio <strong>un</strong> beso largo y prof<strong>un</strong>do.<br />

Cuando se separaron, ella se sentía débil y jadeante. É levantó la cabeza y miró a su alrededor.<br />

Daisy esperaba que se sintiera avergonzado por aquella exhibición pública, pero no lo parecía.<br />

Quizás intentaba compensar el incidente de la fiesta sorpresa, o tal vez sus motivaciones fueran<br />

Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 115

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