Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
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<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />
SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />
Ella gimió y apoyó los muslos en sus hombros. Él aferró las nalgas de Sheba con las palmas de<br />
las manos y continuó con su húmeda caricia. Sheba cambió de posición y se soltó de la barra.<br />
Brady prof<strong>un</strong>dizó la presión de su boca mientras ella cabalgaba sobre sus hombros y se apretaba<br />
contra él.<br />
La mujer echó la cabeza hacia atrás mientras la llevaba por el pasillo hacia la enorme cama de la<br />
parte trasera. Se dejaron caer sobre ella. Sheba perdió el control cuando Brady le quitó las bragas<br />
y h<strong>un</strong>dió los dedos en su interior mientras se recreaba en sus pechos.<br />
Sheba se retorció para colocarse encima y montarle, pero él se lo impidió.<br />
—Aquí mando yo.<br />
—¿De verdad crees eso?<br />
—Por supuesto que lo creo. —La puso boca abajo, luego la colocó de rodillas para poder<br />
penetrarla desde atrás, pero se dio cuenta de que no podía tomarla de ese modo. No quería<br />
negarse a sí mismo el placer de observar la arrogante cara de Sheba cuando se h<strong>un</strong>diera en ella.<br />
Antes de que pudiera hacer nada, ella emitió <strong>un</strong> gruñido que se convirtió en <strong>un</strong> gemido. Con <strong>un</strong><br />
poderoso movimiento, Sheba se volvió y pasó la pierna por encima de la cabeza de Brady para<br />
quedarse boca arriba. Él pudo sentir <strong>un</strong> deseo tan poderoso como el suyo.<br />
El pecho de Sheba subía y bajaba agitadamente.<br />
—No vas a doblegarme.<br />
—Quizá no quiera.<br />
Aquellas palabras los tomaron a los dos por sorpresa y, por <strong>un</strong> momento, no dijeron nada más.<br />
Sheba se humedeció los labios.<br />
—Bien. Porque no podrías hacerlo. —Extendió las manos hacia él y agarró los poderosos brazos<br />
de Brady para atraerlo hacia ella. Eso lo colocó en la posición dominante pero, como era ella quien<br />
lo había dispuesto así, él no se sintió tan dominante como quería y la castigó con <strong>un</strong> envite<br />
prof<strong>un</strong>do y duro.<br />
Sheba respondió alzando las caderas para recibirlo y su gutural susurro resonó en los oídos de<br />
Brady.<br />
—Ya puedes tomártelo con calma, bastardo, o te mataré.<br />
Él se rio.<br />
—Eres desquiciante, Sheba Quest. Realmente desquiciante.<br />
Ella cerró el puño y lo golpeó en la espalda. Se desató <strong>un</strong>a batalla por el poder y, por <strong>un</strong> mudo<br />
acuerdo, se decidió que el primero que alcanzara el éxtasis sería el perdedor. Una trapecista y <strong>un</strong><br />
equilibrista; la flexibilidad de sus cuerpos otorgaba infinitas posibilidades a su manera de hacer el<br />
amor. Celebraban la necesidad de conquistar, pero cada castigo erótico que se infligían el <strong>un</strong>o al<br />
otro también se lo infligían a sí mismos. Esto los obligó a utilizar sus afiladas lenguas como armas<br />
de batalla. Ella dijo:<br />
—Sólo me acuesto contigo para que no lastimes a Heather.<br />
—Ha sido lo único que se me ha ocurrido para que te tranquilizaras.<br />
—Mentirosa. Necesitabas <strong>un</strong> semental. Todos saben cuánto necesita a sus sementales la<br />
pequeña Sheba.<br />
—No eres <strong>un</strong> semental. Sólo <strong>un</strong> caso de caridad.<br />
—¿Es Alex el único al que quieres como semental? Lástima que él no te quiera a ti.<br />
Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 199