Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
—Está a salvo. Trey está con él.<br />
A Alex se le acabó la paciencia.<br />
—¡Déjate de rodeos! ¿A quién vas a vendérselo?<br />
<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />
SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />
—Había varias personas interesadas, pero Rex Webley ofreció el mejor precio.<br />
—Jesús. —La expresión de la cara de Alex hizo que Daisy se estremeciera de inquietud.<br />
—¿Quién es Rex Webley? —preg<strong>un</strong>tó.<br />
—No digas ni <strong>un</strong>a sola palabra Sheba, esto es algo entre tú y yo —intervino Alex, antes de que<br />
ella pudiera contestar.<br />
Sheba le dirigió <strong>un</strong>a mirada condescendiente antes de volverse hacia Daisy.<br />
—Webley tiene <strong>un</strong> coto de caza ilegal en Texas.<br />
Daisy no lo entendió.<br />
—¿Un coto de caza ilegal?<br />
—Hay gente que le paga a Webley para ir a cazar ciertos animales allí —dijo Brady con disgusto.<br />
Daisy pasó la mirada de Sheba a Brady.<br />
—¿Para cazarlos? Pero nadie puede cazar tigres. Son <strong>un</strong>a especie en peligro de extinción.<br />
Sheba se levantó y entró en la pista con decisión.<br />
—Eso hace que sean más valorados por los hombres ricos que ya están aburridos de cazar<br />
piezas com<strong>un</strong>es y a los que les importa <strong>un</strong> comino la ley.<br />
—¿Has vendido a Sinj<strong>un</strong> para que lo cacen y lo maten? —dijo Daisy con voz horrorizada cuando<br />
por fin comprendió lo que Sheba le estaba diciendo. Un montón de imágenes horribles cruzó por<br />
su cabeza.<br />
Sinj<strong>un</strong> no tenía el temor que <strong>un</strong> tigre normal siente hacia la gente. No se daría cuenta de que<br />
esos hombres querían lastimarle. En su mente vio su cuerpo abatido por las balas. Lo vio sobre la<br />
tierra con su pelaje negro y naranja manchado de sangre. Se acercó rápidamente a Sheba.<br />
—¡No te lo permitiré! Te den<strong>un</strong>ciaré a las autoridades. Te detendrán.<br />
—No, no lo harán —repuso Sheba. —No es ilegal vender <strong>un</strong> tigre. Webley me ha dicho que su<br />
intención es exhibir a Sinj<strong>un</strong> en su rancho de caza. Eso no va contra la ley.<br />
—Sólo que no va a exhibirlo, ¿verdad? Lo va a matar. —Daisy se sintió mareada. —Iré a las<br />
autoridades. Lo haré. Detendrán todo esto.<br />
—Lo dudo —dijo Sheba. —Webley lleva años sorteando la ley. Tendrías que tener <strong>un</strong> testigo<br />
que jurara que vio cómo lo mataban, lo que no ocurrirá ni en sueños. Y en cualquier caso, sería<br />
demasiado tarde para hacer nada, ¿no?<br />
Daisy n<strong>un</strong>ca había odiado tanto a otro ser humano.<br />
—¿Cómo puedes hacer esto? Si tanto me odias, ¿por qué no me haces daño a mí? ¿Por qué<br />
tienes que tomarla con Sinj<strong>un</strong>?<br />
Alex entró en la pista y se enfrentó a Sheba.<br />
—Te pagaré el doble que Webley —ofreció.<br />
—Esta vez no conseguirás nada con tu dinero, Alex. No comprarás a Sinj<strong>un</strong> como hiciste con<br />
Glenna. Puse <strong>un</strong>a condición cuando apalabré la venta.<br />
Daisy lo miró con rapidez. Alex no le había dicho que había sido él quien había comprado a<br />
Glenna. Sabía que había hecho los arreglos necesarios para que fuera instalada en el zoo<br />
Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 245