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Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

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—Siempre me ha gustado la nieve.<br />

<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />

SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />

Los animales se movieron y <strong>un</strong>o de ellos bufó en sueños. Tater levantó la trompa de la rodilla<br />

de Daisy y la pasó por los hombros de Alex. El tono suave de Alex no disimuló su amargura.<br />

—¿No vas a perdonarme n<strong>un</strong>ca? —Ella no dijo nada. —Te amo, Daisy. Te amo tanto.<br />

Ella oyó el sufrimiento en su voz, vio la vulnerabilidad en su cara y, si bien sabía que era debido<br />

a lo culpable que se sentía, Daisy había sufrido demasiado dolor para encontrar placer en<br />

infligírselo a otro, en especial a alguien que era tan importante para ella.<br />

—Tú no sabes cómo amar, Alex.<br />

—Puede que eso fuera cierto antes, pero ya no lo es.<br />

Tal vez fuera por lo cómoda que se sentía bajo el corazón de Tater, o tal vez fuera el dolor de<br />

Alex, pero Daisy sintió que la gélida barrera que rodeaba su corazón comenzaba a agrietarse. A<br />

pesar de todo, todavía 1c amaba. Se había mentido a sí misma cuando se dijo que no lo hacía. Él<br />

era su alma gemela y su corazón siempre le pertenecería. Con esa certeza llegó <strong>un</strong> conocimiento<br />

más prof<strong>un</strong>do y amargo. Si volvía a caer víctima del amor que sentía por él, podría acabar<br />

destruida y, por el bien del bebé, no podía permitir que eso ocurriera.<br />

—¿Es que no lo ves? Sólo te sientes culpable.<br />

—Eso no es cierto.<br />

—Eres <strong>un</strong> hombre orgulloso. Has violado tu código del honor e intentas arreglarlo. Lo entiendo,<br />

pero no voy a dejar que mi vida se base en <strong>un</strong>as palabras que no sientes de verdad. Este bebé es<br />

demasiado importante para mí.<br />

—El bebé también es importante para mí.<br />

Ella hizo <strong>un</strong>a mueca de dolor.<br />

—No digas eso, por favor.<br />

—Te probaría mi amor si pudiera, pero no sé cómo hacerlo.<br />

—Tienes que dejarme ir. Sé que eso heriría tu orgullo y lo siento, pero vivir contigo así es<br />

demasiado duro para mí.<br />

Él no dijo nada. Ella cerró los ojos e intentó ocultarse tras la helada barrera que la había<br />

mantenido en pie hasta entonces, pero Alex había provocado demasiadas grietas.<br />

—Por favor, Alex —susurró entrecortadamente. —Por favor, deja que me vaya.<br />

La voz de Alex apenas era <strong>un</strong> susurro.<br />

—¿Es eso lo que quieres de verdad?<br />

Daisy asintió con la cabeza.<br />

Jamás había pensado que lo vería tan derrotado, pero en ese momento la chispa que ardía en<br />

el interior de Alex pareció apagarse.<br />

—Vale —dijo con voz ronca. —Que sea como tú quieras.<br />

Si eso era lo que quería, ¿por qué le dolía tanto?<br />

A su lado se movió <strong>un</strong>a sombra, pero los dos estaban demasiado absortos en su sufrimiento<br />

para darse cuenta de que alguien más había escuchado la conversación.<br />

Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 242

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