10.05.2013 Views

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Ella levantó la vista y lo miró con preocupación.<br />

<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />

SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />

—No vas a darle latigazos, ¿verdad, Alex? Es lo que dijo mi hermano. Dijo que le ibas a dar<br />

latigazos.<br />

Las voces espabilaron a Daisy. Levantó la cabeza d las rodillas y se dio cuenta de que se había<br />

quedado dormida sentada en el suelo delante de la jaula de Sinj<strong>un</strong>. Mientras se desperezaba,<br />

recordó el dolor que había experimentado y la extraña sensación de afinidad con el tigre. Qué<br />

extraño. Debía haberlo soñado, a<strong>un</strong>que todo aquello le había parecido muy real.<br />

Miró a la jaula. Sinj<strong>un</strong> había levantado la cabeza, había bajado las orejas y tenía las marcas<br />

blancas a la vista. Siguió la dirección de su mirada y vio que Alex se acercaba a ella, con Sheba y<br />

Heather a la zaga. Se puso de pie lentamente.<br />

—¿Dónde está? —exigió Sheba.<br />

—Yo me encargaré de esto —dijo Alex.<br />

Daisy sintió <strong>un</strong> atisbo de temor al ver la expresión fría y resuelta en la cara de su marido. Sinj<strong>un</strong><br />

comenzó a pasearse intranquilo por la jaula.<br />

—¿Encargarte de qué? ¿Qué ha pasado?<br />

Sheba la miró con desprecio.<br />

—No te molestes en hacerte la inocente. Sabemos que tú robaste el dinero, así que devuélvelo.<br />

¿O ya lo has escondido en alg<strong>un</strong>a parte?<br />

Sinj<strong>un</strong> gruñó por lo bajo.<br />

—No he escondido nada. ¿De qué estás hablando?<br />

Alex se pasó el látigo enroscado de <strong>un</strong>a mano a otra.<br />

—Faltan doscientos dólares del cajón de la recaudación, Daisy.<br />

—Eso es imposible.<br />

—Es cierto.<br />

—Yo no los he cogido.<br />

—Eso está por verse.<br />

Daisy no podía creer lo que estaba ocurriendo.<br />

—No soy la única que estuve allí. Tal vez Pete vio algo. Fue quien me sustituyó cuando fui a<br />

probarme los maillots.<br />

Sheba se acercó más.<br />

—Te estás olvidando de que conté el dinero justo después de que volvieras a tu puesto. Estaba<br />

todo. Los doscientos dólares desaparecieron después de marcharme.<br />

—Eso es imposible. Estuve allí todo el tiempo. No pudo haber desaparecido.<br />

—Voy a registrarla, Alex. Quizás aún lo lleve encima.<br />

—Ni se te ocurra tocarla—dijo Alex sin levantar la voz, pero la orden implícita en su respuesta<br />

era inconf<strong>un</strong>dible.<br />

—¿Pero qué pasa contigo? —exclamó Sheba. —¿Desde cuándo piensas con la polla?<br />

Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 73

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!