10.05.2013 Views

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />

SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />

—No es que no lo haya intentado. He conocido alg<strong>un</strong>as mujeres maravillosas a lo largo de mi<br />

vida pero, al final, sólo he conseguido herirlas. Por eso te he contado las píldoras. Por eso no<br />

quiero tener hijos.<br />

—¿Crees que n<strong>un</strong>ca podrás mantener <strong>un</strong>a relación duradera? ¿Te refieres a eso?<br />

—Sé que no puedo. Pero es más prof<strong>un</strong>do que todo eso.<br />

—No entiendo. ¿Qué es lo que te pasa?<br />

—¿No has oído nada de lo que he dicho?<br />

—Sí, pero...<br />

—No puedo sentir las mismas emociones que los demás hombres. Por nadie. Ni siquiera por <strong>un</strong><br />

niño. Cualquier niño merece que su padre lo ame, pero yo no podría.<br />

—No te creo.<br />

—¡Créelo! Me conozco a mí mismo y sé que no podría hacerlo. Mucha gente se toma a la ligera<br />

tener hijos, pero yo no. Los niños necesitan amor y, si no lo tienen, algo se muere en su interior.<br />

No podría vivir conmigo mismo sabiendo que <strong>un</strong> niño sufre por mi culpa.<br />

—Todo el m<strong>un</strong>do es capaz de amar, y más cuando se trata de su propio hijo. Te ves a ti mismo<br />

como <strong>un</strong>a especie de... de monstruo.<br />

—Más bien como <strong>un</strong>a mutación. No tuve <strong>un</strong>a educación normal y es por eso que soy distinto.<br />

No puedo tolerar la idea de tener <strong>un</strong> hijo y que crezca sabiendo que no le amo. No pienso hacerle<br />

a nadie lo que me hicieron a mí.<br />

Era <strong>un</strong>a noche calurosa, pero Daisy se estremeció al darse cuenta del terrible legado que aquel<br />

violento pasado le había dejado a Alex. Ese legado también la afectaba a ella y se abrazó a sí<br />

misma. N<strong>un</strong>ca se había imaginado teniendo <strong>un</strong> hijo con Alex, pero quizá la idea ya había<br />

germinado en su subconsciente porque sentía como si acabara de sufrir <strong>un</strong>a prof<strong>un</strong>da pérdida.<br />

Daisy observó el perfil de su marido recortado contra el tiovivo que giraba a lo lejos. La imagen<br />

la llenó de pena. Los caballos de madera, de brillantes colores, parecían representar la inocencia,<br />

mientras que Alex, con aquellos ojos sombríos y el corazón vacío, era como <strong>un</strong> condenado a<br />

muerte. Durante todo el tiempo Daisy había pensado que era ella la que más amor necesitaba,<br />

pero él tenía heridas mucho más prof<strong>un</strong>das.<br />

Guardaron silencio mientras volvían caminando a la caravana; no había nada más que decir.<br />

Tater se había escapado otra vez y la estaba esperando. Trotó hacia ella saludándola con <strong>un</strong><br />

barrito.<br />

—Lo ataré de nuevo —dijo Alex.<br />

—No te preocupes, ya lo hago yo. Necesito estar sola <strong>un</strong> rato.<br />

Él asintió con la cabeza y le pasó el pulgar por la mejilla mientras le dirigía <strong>un</strong>a mirada tan<br />

desolada que Daisy no pudo soportarlo, así que se volvió y acarició la trompa de Tater.<br />

—Vamos, cariño.<br />

Lo llevó con los demás elefantitos y lo ató con la correa; luego cogió <strong>un</strong>a vieja manta de lana y<br />

la puso en el suelo a su lado. Se sentó y se rodeó las rodillas con los brazos, Tater se acercó a ella.<br />

Por <strong>un</strong> momento pensó que la pisaría y se puso tensa, pero el animal se limitó a colocar sus patas<br />

delanteras a ambos lados y a rodearla con la trompa.<br />

Daisy se encontró sumergida en <strong>un</strong>a cálida cueva. Presionó la mejilla contra el áspero cuerpo<br />

del animal, protegida entre las patas de Tater mientras oía el fuerte latido de su dulce y travieso<br />

Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 151

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!