10.05.2013 Views

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />

SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />

más complicadas pero, sin importar cuál fuera la razón, había dejado claro a todo el que quisiera<br />

mirar que ella significaba algo para él.<br />

Daisy tuvo poco tiempo para pensar en el tema cuando emprendió sus tareas en la casa de<br />

fieras. Poco después apareció <strong>un</strong> joven llamado Trey Skinner que dijo que Alex le había enviado<br />

para ayudarla con el trabajo más pesado. Daisy le mandó poner la jaula de Sinj<strong>un</strong> a la sombra y<br />

meter dentro <strong>un</strong> poco de heno, después le dijo que podía marcharse.<br />

Por suerte, Lollipop no intentó escupirle de nuevo, pero a<strong>un</strong> así Daisy se mantuvo alejada de la<br />

llama. Además de Lollipop, Sinj<strong>un</strong> y Chester, en la casa de fieras también había <strong>un</strong> leopardo<br />

llamado Fred, <strong>un</strong> buitre con las alas cortadas y <strong>un</strong>a gorila. Había también <strong>un</strong>a boa pero, para alivio<br />

de Daisy, la serpiente se había convertido en la mascota de Jill y vivía en su caravana cuando no<br />

estaba en la exhibición.<br />

Siguiendo las escuetas instrucciones de Digger, Daisy alimentó a los animales y después<br />

comenzó a limpiar las jaulas, empezando por la de Sinj<strong>un</strong>. El tigre la miraba con aire<br />

condescendiente cuando comenzó a remojarlo con la manguera, como si le estuviera otorgando el<br />

privilegio de servirlo.<br />

—No me gustas —murmuró ella empapándolo de agua.<br />

«Mentirosa.»<br />

Ella casi dejó caer la manguera.<br />

—Deja de hacer eso —siseó. —Deja de meterte en mi mente.<br />

El tigre bostezó y se estiró bajo el chorro de agua, haciéndola sentir increíblemente tonta.<br />

Cuando terminó de duchar a Sinj<strong>un</strong>, volvió a la carpa y miró a la gorila que recibía el nombre de<br />

Glenna y ocupaba la jaula de la esquina. Sus ojos color chocolate parecían tristes y le sostuvieron<br />

la mirada cuando la observó a través de los barrotes oxidados de aquella vieja jaula que parecía<br />

demasiado pequeña para ella. Algo en la tranquila resignación del animal enterneció a Daisy, que<br />

se acercó a la jaula.<br />

Glenna se sentó, observándola en silencio, estudiando a <strong>un</strong>o más de los cientos de humanos<br />

que pasaba cada día por su jaula. Daisy se detuvo y esperó. De alg<strong>un</strong>a manera sentía que tenía que<br />

obtener el permiso de Glenna para poder acercarse más, como si en este pequeño acto la gorila<br />

tuviera voz y voto.<br />

Glenna se acercó a la parte delantera de la jaula y la observó. Lentamente el animal levantó el<br />

brazo y lo metió entre los barrotes. Daisy la miró y se dio cuenta de que la gorila trataba de darle<br />

la mano.<br />

Glenna esperó pacientemente, con la mano tendida hacia ella. A Daisy se le aceleró el corazón.<br />

Si apenas se atrevía a acariciar a <strong>un</strong> gatito, ni hablar de tocar a <strong>un</strong> animal salvaje. Quiso darse la<br />

vuelta, pero el animal parecía tan humano que ignorar su gesto hubiera sido imperdonable, y se<br />

acercó vacilante hacía ella.<br />

Glenna se mantuvo inmóvil con la palma hacia arriba. Con gran renuencia, Daisy extendió la<br />

mano y tocó cautelosamente la p<strong>un</strong>ta del dedo de Glenna con su dedo índice. Era blanda y suave.<br />

Sintiéndose <strong>un</strong> poco más valiente, deslizó el dedo sobre el de la gorila. Glenna cerró los ojos y<br />

suspiró con suavidad.<br />

Daisy se quedó allí <strong>un</strong> rato, acariciándole la mano, y sintiendo como si le hubiera encontrado<br />

sentido a su vida.<br />

Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 116

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!