Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
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<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />
SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />
Un rato después, cuando Daisy estaba en el cuarto de baño aplicándose el maquillaje para la<br />
f<strong>un</strong>ción, la sensación de bienestar se evaporó. No importaba lo que ella quisiera creer, no habría<br />
verdadera intimidad entre ellos si Alex guardaba tantos secretos.<br />
—¿Quieres tomar <strong>un</strong> café antes de que salgamos a mojarnos? —gritó él.<br />
Daisy guardó el lápiz de labios y salió del cuarto de baño. Alex estaba apoyado en el mostrador<br />
con sólo los vaqueros y <strong>un</strong>a toalla amarilla colgando del cuello. Ella metió las manos en los bolsillos<br />
del albornoz.<br />
—Lo que quiero es que te sientes y me digas a qué te dedicas cuando no viajas con el circo.<br />
—¿Ya estamos con eso otra vez?<br />
—Más bien seguimos con ello. Ya basta, Alex. Quiero saberlo.<br />
—Si es por lo que acabo de hacer...<br />
—Eso ha sido <strong>un</strong>a tontería. Pero no quiero más misterios. Si no eres médico ni veterinario,<br />
dime, ¿qué tipo de doctor eres?<br />
—Puede que sea dentista.<br />
Alex parecía tan esperanzado que Daisy casi sonrió.<br />
—No eres dentista. Ni siquiera utilizas la seda dental todos los días.<br />
—Sí que lo hago.<br />
—Mentiroso, como mucho cada dos días. Y, definitivamente, no eres psiquiatra, a<strong>un</strong>que estás<br />
neurótico perdido.<br />
Él cogió la taza de café del mostrador y se quedó mirando el contenido.<br />
—Soy profesor <strong>un</strong>iversitario, Daisy.<br />
—¿Que eres qué?<br />
Alex la miró.<br />
—Soy profesor de historia del arte en <strong>un</strong>a pequeña <strong>un</strong>iversidad privada de Connecticut. Ahora<br />
mismo he cogido <strong>un</strong>a excedencia.<br />
Daisy se había imaginado muchas cosas, pero no ésa. A<strong>un</strong>que, si lo pensaba bien, tampoco<br />
debería asombrarse tanto. Él había dejado caer pistas sutiles. Recordó que Heather le había dicho<br />
que Alex la había llevado a <strong>un</strong>a exposición y le había comentado los cuadros. Y había muchas<br />
revistas de arte en la caravana, a<strong>un</strong>que ella había pensado que se las habían dejado los anteriores<br />
inquilinos. Además, estaban las numerosas referencias que Alex había hecho a pinturas famosas.<br />
Se acercó a él.<br />
—¿Y por qué tanto misterio?<br />
Alex se encogió de hombros y tomó <strong>un</strong> sorbo de café.<br />
—A ver si lo adivino. Es por el mismo motivo por el que usamos esta caravana, ¿no? ¿La misma<br />
razón por la que escogiste vivir en el circo en vez de otro sitio? Sabías que estaría más cómoda con<br />
<strong>un</strong> profesor <strong>un</strong>iversitario que con Alexi el Cosaco, y no querías que estuviese a gusto.<br />
—Quería que te dieras cuenta de lo diferentes que somos. Trabajo en <strong>un</strong> circo, Daisy. Alexi el<br />
Cosaco es <strong>un</strong>a parte muy importante de mi vida.<br />
—Pero también eres profesor <strong>un</strong>iversitario.<br />
—En <strong>un</strong>a <strong>un</strong>iversidad pequeña.<br />
Daisy recordó la raída camiseta <strong>un</strong>iversitaria que a veces se ponía ella para dormir.<br />
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