Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />
SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />
Ella tragó saliva y asintió con la cabeza. Tater le pasó la trompa con delicadeza por detrás de la<br />
oreja.<br />
—A Tater le vuelven loco los perfumes de mujer.<br />
—¿Qué tengo que hacer ahora? —dijo con voz entrecortada.<br />
Digger la miró sin entender qué le preg<strong>un</strong>taba.<br />
—¿A qué te refieres?<br />
—¿A T-Tater?<br />
—Pues no lo sé. ¿Qué quieres hacer?<br />
Se oyó <strong>un</strong>a risa entrecortada.<br />
—Es probable que quiera desmayarse, ¿verdad, Daisy?<br />
Alex apareció justo detrás de ella y la joven intentó mostrar valor.<br />
—No... no exactamente.<br />
—Es por el perfume. —Alargó la mano y acarició a Puddin. Tater, mientras tanto, emitió <strong>un</strong><br />
barrito de alegría y metió la p<strong>un</strong>ta de la trompa por el cuello de la bata, hasta la base de la<br />
garganta de Daisy.<br />
—N-nadie me dijo que no usara perfume. —Para sorpresa de la joven, el elefantito bajó más la<br />
trompa, hacia las llamas que dibujaban las lentejuelas rojas que cubrían el corpiño del maillot.<br />
Recordó que también se había puesto perfume entre los pechos.<br />
—Alex... —le imploró. —Me va a tocar... me va a tocar... —la trompa de Tater alcanzó su meta.<br />
—¡Los pechos! —gritó.<br />
—Tienes razón. —Alex palmeó la trompa y la apartó a <strong>un</strong> lado. —Ya basta, amiguito. Eso es de<br />
mi propiedad.<br />
Daisy estaba tan asombrada por aquella declaración que no notó que Tater retrocedía.<br />
Digger soltó <strong>un</strong>a risita jadeante y señaló al elefante con la cabeza.<br />
—Parece que Tater se ha enamorado.<br />
—Eso me temo—repuso Alex.<br />
—¿De mí? —Daisy miró a los dos hombres con incredulidad.<br />
—¿Ves a alguien más? —contestó Alex.<br />
Lo cierto era que el elefante le estaba lanzando <strong>un</strong>a mirada conmovedora.<br />
—Pero si me odia. Esta tarde me golpeó y me tiró al suelo.<br />
—Esta tarde no llevabas perfume.<br />
Digger se levantó y le crujieron las rodillas. Se acercó al elefantito.<br />
—Ven, chico. La joven no está interesada.<br />
Mientras Digger lo alejaba de allí, Tater le lanzó por encima del hombro <strong>un</strong>a mirada de<br />
adolescente enamorado. Daisy no sabía si sentir temor o agradecimiento por gustarle al menos a<br />
alguien de ese horrible circo.<br />
Esa noche se quedó dormida en cuanto su cabeza tocó la almohada. Oyó entre sueños que Alex<br />
entraba en la caravana <strong>un</strong>as horas más tarde y notó que le cubría los hombros con la manta<br />
mientras volvía a dormirse.<br />
Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 86