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Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel

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CAPÍ ÍTULLO 19<br />

Brady estaba furioso con Sheba.<br />

—No quiero que metas las narices en esto.<br />

—Sólo quiero que te tranquilices <strong>un</strong> poco. Vamos dentro.<br />

<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />

SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />

Él subió las escaleras y abrió de <strong>un</strong> tirón la puerta metálica. Estaba demasiado alterado para<br />

prestar atención a los lujosos muebles que hacían de la RV de Sheba la caravana más ostentosa del<br />

circo.<br />

—¡Es <strong>un</strong>a ladrona! ¡Mi hija es <strong>un</strong>a puta ladrona! Permitió que se culpase a Daisy. —Apartó a <strong>un</strong><br />

lado <strong>un</strong> juego de pesas y se dejó caer sobre el sofá, donde se pasó la mano por el pelo.<br />

Sheba cogió <strong>un</strong>a botella de Jack Daniel's del armario de la cocina y llenó dos vasos. Ning<strong>un</strong>o de<br />

los dos era bebedor y Brady se sorprendió cuando ella vació el contenido de <strong>un</strong>o de los vasos<br />

antes de pasarle el otro. Cuando se acercó a él la bata se le ciñó a las caderas, haciendo que Brady<br />

se olvidara de su enfado, a<strong>un</strong>que sólo fuera por <strong>un</strong> momento.<br />

Sheba tenía la habilidad de nublarle la mente. No era algo que le gustara y había luchado contra<br />

ello desde el principio. Era engreída, terca y lo volvía loco. Era de esas mujeres que tenían que<br />

estar al mando en cualquier situación, <strong>un</strong> control que él n<strong>un</strong>ca cedería a <strong>un</strong>a mujer por mucho que<br />

lo atrajera. Y no había ning<strong>un</strong>a duda de que Sheba Quest lo atraía. Era la mujer más excitante que<br />

había conocido n<strong>un</strong>ca. Y la que más lo irritaba.<br />

Sheba le dio el vaso de whisky y se sentó a su lado. Al hacerlo se le abrió la bata dejando al<br />

descubierto <strong>un</strong> muslo. Era vigoroso y esbelto y Brady sabía, tras haberla observado trabajar con<br />

los trapecistas, lo tonificado que estaba. En la RV se encontraba todo el equipo que ella utilizaba<br />

para mantenerse en forma. Había instalado <strong>un</strong>a barra de ejercicios sobre la puerta del dormitorio.<br />

En la esquina había <strong>un</strong> banco de entrenamiento con <strong>un</strong> surtido de pesas de mano.<br />

Sheba se reclinó sobre los almohadones del sofá y cerró los ojos. Arrugó la cara, casi como si<br />

fuera a echarse a llorar, algo que n<strong>un</strong>ca le había visto hacer.<br />

—¿Sheba? —Ella abrió los ojos. —¿Qué te pasa?<br />

La mujer apoyó <strong>un</strong> tobillo en la rodilla opuesta adoptando <strong>un</strong>a postura típicamente masculina.<br />

Era tan descarada que Brady no entendía cómo podía parecer a la vez tan femenina.<br />

Vislumbró <strong>un</strong> retazo de seda púrpura entre las piernas de Sheba y encontró <strong>un</strong> blanco para su<br />

furia.<br />

—¡Por qué no te sientas como <strong>un</strong>a señora en vez de como <strong>un</strong>a vulgar mujerzuela!<br />

—No soy tu hija, Brady. Me sentaré como me dé la gana.<br />

Brady n<strong>un</strong>ca le había pegado a <strong>un</strong>a mujer en su vida, pero en ese momento supo que le<br />

estallaría la cabeza si no la provocaba. Con <strong>un</strong> movimiento tan rápido que ella no lo vio llegar, la<br />

agarró de la bata y la puso en pie de golpe.<br />

—Te la estás buscando, nena.<br />

—Por desgracia, tú no eres lo suficiente hombre para darme lo que quiero.<br />

Brady no pudo recordar ning<strong>un</strong>a otra ocasión en la que se sintiera tan furioso y Sheba se<br />

convirtió en el blanco de todas las emociones que estaban a p<strong>un</strong>to de explotar en su interior.<br />

—¿Me estás provocando, Sheba? ¿Es que no tienes a mano a nadie mejor que yo? Soy el hijo<br />

de <strong>un</strong> carnicero de Brooklyn, ¿recuerdas?<br />

Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 197

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