Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
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CAPÍ ÍTULLO 06<br />
—Vete.<br />
<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />
SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />
—Es mi último aviso, cara de ángel. Dentro de tres minutos nos vamos.<br />
Daisy abrió los ojos lo justo como para echarle <strong>un</strong>a ojeada al reloj y ver que eran las cinco de la<br />
madrugada. No pensaba ir a ning<strong>un</strong>a parte a esas horas, así que se acurrucó aún más bajo las<br />
mantas y volvió a dormirse. Lo siguiente que supo fue que Alex la cogía en brazos.<br />
—¡Eh! —gritó. —¿Qué haces?<br />
Sin decir ni <strong>un</strong>a palabra, Alex la sacó al gélido aire matutino, la metió dentro de la cabina de la<br />
camioneta y dio <strong>un</strong> portazo. La fría tapicería de vinilo contra sus piernas desnudas espabiló a Daisy<br />
de golpe y le hizo recordar que sólo llevaba puesto <strong>un</strong>a camiseta y <strong>un</strong>as diminutas bragas azules. Él<br />
subió por el otro lado y <strong>un</strong>os instantes más tarde abandonaban el lugar.<br />
—¿Cómo has podido? ¡Sólo son las cinco de la madrugada! ¡Nadie se levanta tan temprano!<br />
—Nosotros sí. Tenemos que ir a Carolina del Norte.<br />
Alex parecía bien despierto. Se había afeitado y se había puesto <strong>un</strong>os vaqueros y <strong>un</strong>a camisa<br />
roja. Él deslizó los ojos por las piernas desnudas de Daisy.<br />
—Espero que la próxima vez te levantes cuando te lo diga.<br />
—¡No estoy vestida! Tienes que dejarme coger la ropa. Y necesito maquillaje. ¡Mi pelo...!<br />
¡Tengo que lavarme los dientes!<br />
Él metió la mano en el bolsillo y sacó <strong>un</strong> aplastado paquete de chicles Dentyne.<br />
Ella se lo arrebató, sacó dos y se los metió en la boca. Volvió a recordar los acontecimientos de<br />
la noche anterior. Escudriñó la cara de Alex buscando algún rastro de resentimiento, pero no lo<br />
encontró. Estaba demasiado cansada y deprimida para volver a discutir, pero si no le replicaba,<br />
parecería que se había rendido y que hacía lo que él quería.<br />
—Va a ser duro para mí quedarme aquí después de lo que sucedió anoche.<br />
—No te iba a resultar fácil de todas maneras.<br />
—Soy tu esposa —dijo Daisy con voz queda— y también tengo mi orgullo. Anoche me<br />
humillaste delante de todo el m<strong>un</strong>do y no me lo merecía.<br />
Él no dijo nada y, si no hubiera sido por la manera en que fr<strong>un</strong>ció los labios, Daisy habría<br />
pensado que no la había oído.<br />
Se sacó el chicle de la boca y lo guardó en el envoltorio.<br />
—Por favor, para y déjame coger mis cosas.<br />
—Deberías haberlo hecho antes.<br />
—Estaba dormida.<br />
—Te avisé.<br />
—Eres <strong>un</strong> robot. ¿Acaso no tienes sentimientos?<br />
Ella tiró del bajo de la camiseta para taparse todo lo posible.<br />
Alex bajó la mirada a los desnudos muslos de Daisy.<br />
—Oh, claro que tengo sentimientos. Pero no creo que sean los que tú quieres.<br />
Ella siguió intentando bajarse la camiseta.<br />
Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 55