Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
Susan Elizabeth Phillips – Besar a un Ángel
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
CAPÍ ÍTULLO 12<br />
<strong>Besar</strong> a <strong>un</strong> <strong>Ángel</strong><br />
SUSAN ELIZABETH PHILLIPS<br />
Alex clavó los ojos en la puerta por donde acababa de desaparecer Heather, luego miró a su<br />
esposa.<br />
—La tuya ha sido la peor actuación que he visto en mi vida. ¿De verdad has dicho que le vas a<br />
impedir que te robe el marido o me lo he imaginado?<br />
—Heather se lo ha creído y eso es lo único que cuenta. Después de lo que le has dicho era<br />
necesario que alguien la tratara como a <strong>un</strong>a mujer adulta.<br />
—No pretendía herir sus sentimientos, pero ¿qué querías que hiciera? No es <strong>un</strong>a adulta. Es <strong>un</strong>a<br />
niña.<br />
—Te ha ofrecido su corazón, Alex, y tú lo has rechazado como si no valiera nada.<br />
—No sólo me ha ofrecido su corazón. Un poco antes de que llegaras me dejó bien claro que su<br />
cuerpo también iba incluido en el lote.<br />
—Está desesperada. Si hubieras aceptado, se hubiera desmayado del susto.<br />
Él se estremeció.<br />
—Una quinceañera no está en mi lista de perversiones favoritas.<br />
—¿Qué clase de perversiones...? —Daisy se mordió la lengua. ¿Cuándo iba a comenzar a pensar<br />
antes de hablar?<br />
Alex le brindó <strong>un</strong>a sonrisa enloquecedora que le puso la piel de gallina.<br />
—Será más divertido que lo vayas averiguando poco a poco.<br />
—¿Por qué no me lo dices ahora?<br />
—Espera y verás.<br />
Daisy lo observó.<br />
—¿Incluye algo con...? No, claro que no.<br />
—Estás pensando en los látigos otra vez.<br />
—No, por supuesto que no —mintió.<br />
—Bien. Porque no tienes por qué preocuparte de eso. —Alex hizo <strong>un</strong>a pausa significativa. —Si<br />
lo hago bien no duele en absoluto.<br />
Daisy abrió los ojos de par en par.<br />
—¡Deja de hacer eso!<br />
—¿El qué?<br />
La expresión inocente de Alex no la engañó ni por <strong>un</strong> instante.<br />
—Deja de plantar todas esas dudas en mi cabeza.<br />
—No soy yo quien planta dudas en tu cabeza. Lo haces tú sólita.<br />
—Sólo porque tú sigues diciendo esas cosas. No me gusta que me tomes el pelo. Sólo tienes<br />
que responderme sí o no. ¿Alg<strong>un</strong>a vez le has dado latigazos a <strong>un</strong>a mujer?<br />
—¿Sólo sí o no?<br />
—Eso he dicho, ¿no?<br />
—¿Sin ning<strong>un</strong>a aclaración?<br />
Escaneado por PACI <strong>–</strong> Corregido por Mara Adilén Página 122